Castellano, pregunta formulada por valemendoza20, hace 1 año

leyendas para niños con inicio nudo y desenlace

Respuestas a la pregunta

Contestado por judith0102
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SOLUCIÓN:

  • La pata de mono: Mientras afuera era fría y húmeda, en el interior de la pequeña salade estar de Laburnam Villa las ventanas se hallaban bien cerradas, las persianas echadas, y el fuego resplandecía vivamente en la chimenea. Sentados en una mesa, el dueño de la casa y su hijo disputaban con aire solemne una partida de ajedrez. De los dos, el primero, convencido de que la clave de aquel juego consistía en cambiar continuamente de estrategia para desconcertar al rival llevaba ya rato poniendo a su rey en una serie de situaciones tan comprometidas e innecesarias que en más de una ocasión había provocado algún que otro comentario en la anciana de cabellos blancos.

Cuando por fin llegó a su habitación, incluso el rostro de su esposa le pareció diferente. No sólo se hallaba mortalmente pálido debido a la excitación y el insomonio, sino que además parecía dominado por una extraña y enigmatica expresión. Con un repentino e inmenso dolor, el anciano se dió cuenta de que tenía miedo de su mujer.

-Muy bien. ¡Ahora pide el deseo! la espetó la anciana en voz alta.

Una fría ráfaga de viento atravesó el umbral y se deslizó velozmente escaleras arriba. A continuación, un largo y desesperado lamento de la anciana recorrió la casa de un extremo a otro. Nada más oírlo, su esposo, haciendo acopio de valor, bajó corriendo las escaleras, pasó junto a ella y salió al exterior. Allí, a la frágil luz de una farola situada al otro lado de la calle, el camino se hallaba desierto y tranquilo.

  • El palacio de la luna: Fue el verano es que el hombre pisó por primera vez la luna. Yo era muy joven entonces, pero no creía que hubiera futuro. Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía cuando llegara allí. Tal y como salieron las cosas, casi no lo consigo. Poco a poco, vi cómo mi dinero iba menguando hasta quedar reducido a cero; perdí el apartamento; acabé viviendo en las calles. De no haber sido por una chicca que se llamaba Kitty Wu, probablemente me habría muerto de hambre. La había conocido por casualidad muy poco antes, pero con el tiempo llegué a considerar esa casualidad una forma de predisposición, un modo de salvarme por medio de la mente de otros. Esa fue la primera parte. A partir de entonces me ocurrieron cosas extrañas. Acepté el trabajo que me ofreció el viejo de la silla de ruedas. Descubrí quién era mi padre. Crucé a pie el desierto desde Utah a California. Eso fue hace mucho tiempo, claro, pero recuerdo bien aquellos tiempos, los recuerdo como el principio de mi vida.

Ese día no pasamos de ahí. No bien pronunció la última frase Effing se detuvo para tomar aliento, y antes de que pudiera continuar con la historia, entró la señora Hume y anunció que era la hora del almuerzo. Después de las cosas tan terribles que me había contado, pensé que le sería difícil recobrar la serenidad, pero la interrupción no pareció afectarle mucho.

-Estupendo - dijo, dando una palmada- Hora de comer. Estoy hambriento.

Me quedé en la playa largo rato, esperando a que se desvanecieran los últimos rayos del sol. Detrás de mi, el pueblo se dedicaba a sus actividades, haciendo los acostumbrados ruidos de la Norteamérica de fines de siglo. Mirando a lo largo de la curva de la costa, vi cómo se escondían las luces de las casas, una por una. Luego salió la luna por detrás de las colinas. Era una luna llena, tan redonda y amarilla como una piedra incandescente. No aparté mis ojos de ella mientras iba ascendiendo por el cielo nocturno y sólo me marché cuando encontró su sitio en la oscuridad.

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