LEO EL SIGUIENTE TECTO Y ELABORAMOS UN MAPA DE IDEAS
Durante ciertas épocas del año bajamos la guardia y modificamos nuestras rutinas: cambiamos los
horarios de las comidas, los horarios de sueño, etc. Este tipo de conductas ponen a prueba a nuestros
mecanismos defensivos, comprometiendo con ello nuestro estado de salud.
Por otro lado, el medio ambiente supone un continuo desafío para nuestras defensas: la contaminación,
los químicos tóxicos, bacterias, virus y hongos añaden estrés al sistema inmunológico.
Muchos son los factores que pueden alterar nuestras defensas; unos no dependerán de nosotros,
puesto que son factores internos (enfermedades autoinmunes, cambios estacionales, edades extremas
de la vida…), pero existen otros factores externos sobre los cuales sí podemos actuar.
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Enemigos del sistema inmunológico:
Una alimentación desequilibrada, el humo del tabaco, la cafeína, la contaminación ambiental, el estrés,
el sedentarismo, el exceso de ejercicio físico
Provocan que nuestro organismo y sistema inmunológico se debilite, facilitando el contagio de
infecciones a pesar de las principales vacunas (catarros, gripes, cistitis, etc.) y una mayor duración de
las mismas.
¿Cuándo debemos sospechar que nuestras defensas están bajas?
Hay síntomas que nos pueden dar pistas, como:
Pupas en los labios
Cansancio mayor de lo habitual
Heridas que tardan en cicatrizar
Dolores musculares sin haber practicado ejercicio
Fragilidad del cabello y uñas
El final de las vacaciones estivales es un buen momento para ayudar a nuestro sistema inmunológico a
hacer frente a los agentes patógenos que lo atacan. Unas buenas estrategias para aumentar la
inmunidad natural las encontramos en la alimentación y el ejercicio físico
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no lo sereeeeeeeeeeeeeeeeeerbfbwczt
mayiigarciac:
AAAAAAAAA
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