Legalmente, a los 18 años inicia la vida adulta.
¿Emocionalmente, a qué edad se es maduro?
¿Por qué?
¿Qué ventajas tiene contar con madurez emocional para iniciar la actividad sexual?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
Sigue en casa, con sus padres, y aunque tiene 23 años vive como cuando tenía 16. Es dependiente e infantil. Un joven que sigue siendo adolescente, al que le cuesta asumir responsabilidades y asumir las consecuencias de sus decisiones. Aunque ni todas las dinámicas familiares son iguales y adolescentes los hay para todos los gustos, los expertos constatan un bajo grado de madurez psicológica entre los jóvenes de entre 15 y 18 años y que esa inmadurez se prolonga durante más tiempo.
"Hasta los 27 años no se detecta un cambio de actitud importante", mantiene la psicóloga Fabia Morales, miembro del Centro de Investigación en Evaluación y Medida de la Conducta (Cramc) de la Universitat Rovira i Virgili (URV). Este cambio coincide con el proceso de emancipación de los jóvenes. Fabia Morales junto con otro investigador del Cramc, Urbano Lorenzo, y la psicóloga Elisa Camps han preparado el cuestionario Psymas para evaluar la madurez psicológica de los adolescentes de entre 15 y
18 años. Han elaborado 26 preguntas concisas y directas y han remitido el cuestionario a más de mil adolescentes para establecer los parámetros sobre los que evaluar.
El trabajo comenzó hace tres años, cuando profesionales como jueces y médicos pedían herramientas para poder establecer si un adolescente era lo suficientemente maduro como para poder decidir si quería abortar o someterse a una operación de cirugía estética sin el permiso de sus padres. Sin una gran tradición de este tipo de cuestionarios en nuestro país, este equipo de psicólogos partieron del modelo Greenberger, que suele utilizarse en Estados Unidos sobre todo en juicios en los que hay menores implicados, y lo adaptaron a la realidad social española, para elaborar el cuestionario Psymas.
El test se probó en una primera fase entre más de 600 adolescentes. La prueba Psymas (que está comercializando TEA Ediciones) para uso tanto en institutos, como en ámbitos judiciales o médicos, proporciona una medida global de la madurez psicológica de los adolescentes y establece tres subescalas: Orientación al Trabajo (se refiere al nivel de responsabilidad, disciplina, orden y sentido del deber que tiene el adolescente); Autonomía (la predisposición a tomar la iniciativa sin dejar que los demás influyan excesivamente), e Identidad (evalúa el conocimiento que tiene el adolescente sobre sí mismo).
"Un adolescente con más autonomía tiende a ser más imaginativo y creativo y muestra más interés por conocer otras formas de pensar y por vivir más experiencias y un joven con una identidad consolidada tiende a mostrar una mayor estabilidad emocional y poca propensión a sentir emociones negativas como la ansiedad, la inseguridad o la tristeza", apunta Morales, quien explica que no todos los adolescentes obtienen puntuaciones similares en todas las subescalas. Así, uno puede ser muy responsable en sus obligaciones pero muy dependiente de amigos o familiares. O muy independiente de amigos y familiares pero con un bajo conocimiento sobre sí mismo y poco responsable, "con lo que tiene probabilidad de llevar a cabo conductas irresponsables, como beber en exceso cuando sale por la noche, por ejemplo". Sin embargo, "en general, la media de las puntuaciones salió baja", dice Morales.
Una vez finalizado el test, diseñado para adolescentes de entre 15 y 18 años, sus autores lo repartieron entre 300 estudiantes universitarios de entre 18 y 30 años. Y los resultados no fueron tan distintos: "Detectamos un pequeño cambio entre los 22 y 23 años, pero el gran salto no se registra hasta los 27 años", coinciden los autores Psymas. "Hay jóvenes que realmente tienen un baño de realidad, pero la mayoría de los que se sometieron al test siguen viviendo con sus padres, viven entre algodones y están infantilizados", afirma Lorenzo Urbano.
La madurez psicológica depende de numerosas variables: al desarrollo cerebral de cada persona se suman los factores sociales y del entorno, experiencias o vivencias. "Las familias deberían ir cediendo responsabilidades y espacio propio a los adolescentes, y ver cómo van respondiendo; si siempre se les trata como a niños, seguirán comportándose como tales, para ellos es mucho más cómodo", mantiene esta psicóloga, especialista en adolescencia y vejez.