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Rocas pintadas de la región de Kimberley al noroeste de Australia.
Las rocas de la región de Kimberley, al noroeste de Australia, están pintadas, talladas y grabadas con los vestigios del arte aborigen. Desafortunadamente, es casi imposible determinar el momento en que se hicieron la mayoría de estos dibujos, aparte de que algunos están hechos al carbón, otros muchos están pintados con ocre, un pigmento mineral que carece del carbono orgánico necesario para la técnica radiactiva de datación. Al no tener una escala absoluta, los arqueólogos se basan en conjeturas para fechar la mayor parte del arte aborigen. Pero esto cambiará muy pronto. Dos investigadores australianos descubrieron una manera de utilizar nidos de avispa fosilizados para determinar la edad de los grá¬ficos prehistóricos.
Grahame Walsh, especialista del Centro de Investigación de Arte Rupestre Takarakka, en Carnarvon Gorge, estudiaba las pinturas de Kimberley cuando se dio cuenta de que un nido de avispa, que él suponía de origen reciente, era en realidad un fósil. Los nidos de avispa generalmente no perduran, ya que están compuestos de arena, cieno y granos de polen. Pero Walsh descubrió que el agua que penetró en la arenisca contenía silicio, un mineral que llenó los poros del nido y los protegió del deterioro del tiempo.
Walsh advirtió que sería posible fechar el nido gracias a la acumulación de granos de arena. Se puso en contacto con Richard Roberts, geólogo de la Universidad La Trobe, en Melbourne, quien se especializa en leer estos pequeños cronómetros mediante un método conocido como datación por luminiscencia óptica. La radiación de los microelementos radiactivos de la arena bombardea los granos, haciendo que sus átomos disparen electrones. Estos quedan atrapados dentro de las imperfecciones de la estructura cristalina de los granos. Los electrones desplazados quedan allí hasta que los libera la radiación ultravioleta de la luz solar. Cuando los electrones recuperan posiciones más estables, cada uno emite un fotón al cual son expuestos los granos de arena. Los geólogos miden la intensidad de la luz que emiten los granos, y estiman de esta manera cuándo fue la última vez que estuvieron expuestos a la luz solar.
Hace dos años, Roberts se unió a Walsh en una expedición a Kimberley en busca de nidos de avispa petri¬ficados sobre gráfi¬cos prehistóricos. Los investigadores hallaron dos nidos fosilizados sobre una pintura de una ¬gura humana de color morado. Las líneas del cuerpo estirado, la cabeza pequeña y el tocado semicircular de la ¬gura pertenecen a un estilo que los arqueólogos databan en 5000 años. Roberts y Walsh recogieron los nidos y examinaron sus granos de arena.
Con su técnica de datación por luminiscencia óptica, Roberts descubrió que los nidos tenían más de 17 000 años. Esto signifi¬ca que la pintura rupestre que yacía debajo es la representación más antigua de un ser humano. Roberts cree que la ¬gura es incluso más vieja que el nido, ya que en esa época (la Edad Glacial), la región de Kimberley era un lugar árido e inhóspito para los humanos.
“Probablemente las pinturas se hicieron durante un período previo más húmedo”, dice Roberts, “quizás hace 25 000 o 30 000 años, o tal vez antes de la mayor intensidad de la época glacial”. Si tiene razón, la ¬gura podría competir con las que se supone son las pinturas más antiguas de animales, ubicadas en la cueva de Chauvet, en Francia. Se calcula que la antigüedad de estas es de 30 000 años.
Aunque el polen de los nidos petri¬ficados está demasiado disperso para ser fechado, sí se puede utilizar para identi¬ficar qué plantas visitaban las avispas para construir sus colmenas hace miles de años. Los nidos que Walsh y Roberts encontraron contienen polen de eucalipto y de varias plantas y pastos florecientes. Los cientí¬ficos creen que esto ofrece información importante que posibilita una reconstrucción detallada del medio donde vivían los artistas prehistóricos. “Creo que la mayor aplicación global de este enfoque es que con la ayuda de los nidos preservados, se podrá examinar la historia de la vegetación para inferir cuál fue el clima del pasado”, dice Roberts. “Esa no era la meta de nuestro proyecto, ya que el hallazgo del polen fue solo suerte; pero la posibilidad de datar el arte rupestre y de reconstruir el medioambiente del pasado hace de los nidos de avispa cápsulas de tiempo extremadamente útiles”
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no
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ramsesjm23:
ffff
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