Lee la lectura “El guardagujas” elabora una conclusión propia del cuento.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Un forastero llega a la estación, apurado, para tomar el tren que parte justo a ese horario. Un viejo vagabundo le toca el hombro por detrás y lo mira sonriendo. El viajero le pregunta si ya ha salido el tren, a lo que el viejo le contesta con otra pregunta, le dice que ignora cómo funcionan las cosas en el país y que debería alquilar un cuarto inmediatamente en la posada cercana a la estación.
El viajero le responde al viejo que debe llegar mañana mismo a T., y entonces el viejo le cuenta cómo funcionan los ferrocarriles en el país: en verdad, las vías ferroviarias abarcan todas las poblaciones de la nación, y se venden boletos para todas ellas, pero las vías están en expansión y construcción, y los trenes no llegan a todos los sitios para los que se venden boletos.
Cuando el viajero le pregunta si hay trenes que pasen por esa ciudad, el viejo le dice que no podría afirmarlo, y que tampoco sabe si el tren que pase lo llevará a T.; sin embargo, el viajero debería abordar cualquier tren que pase por allí, sin preocuparse tanto por el destino. Luego el viejo cuenta que la gente previsora compra pasajes para todos los puntos del país, y que la empresa de ferrocarriles construye las vías con la venta masiva de boletos, incluso con la venta de boletos a lugares a los que todavía el tren no llega.
Llegado a este punto, el viejo comienza a contar cómo funciona la compañía de trenes: a veces hacen circular trenes por lugares intransitables, o por lugares en los que han tendido un solo riel, o ninguno. A veces los trenes se destruyen debido a la falta de vías, y la gente que queda varada funda una colonia que se transforma en un pueblo nuevo. Una vez, un tren se detuvo frente a un río sobre el cual todavía no habían tendido un puente. El conductor invitó a la gente a descender, desarmar el tren pieza por pieza, cruzar el río a nado y armarlo del otro lado. Como esto dio buen resultado, la empresa no construyó nunca el puente, sino que redujo la tarifa de los viajeros que se ofrecieran a desarmar el tren y cruzarlo.
Como el viajero insiste en que debe llegar a T. al día siguiente, el viejo le dice que se quede en la fonda de viajeros y tome el primer tren que pase, pero que tenga cuidado, puesto que si un tren llega a la estación, miles de viajeros en su misma posición tratarán de abordarlo y, en el intento, se empujarán, pisarán y aplastarán unos a otros. Para educar a los viajeros, la compañía ha dispuesto una escuela de urbanidad sobre cómo abordar trenes, en la que incluso prestan armaduras para sobrevivir al proceso sin romperse ningún hueso en el intento. También han tratado de organizarse cuerpos de policía para ordenar a la gente, pero sin éxito.
Además, el viejo recomienda al viajero que mire bien las estaciones antes de bajarse, puesto que muchas son estaciones falsas, construidas para confundir a los viajeros. A su vez, las ventanillas de los vagones están preparadas para crear ilusiones y espejismos, y los trenes están llenos de espías, por lo que es mejor no decir nada que pueda ser malinterpretado, so pena de ir preso al vagón cárcel y pasar allí el resto de la vida. Los trenes llevan incluso vagones capilla y vagones cementerio, donde embalsaman a los viajeros que mueren en un trayecto; así, a veces depositan a un viajero en su lugar de destino, aunque este llega muerto y embalsamado.
Tras su larga explicación, el viejo confiesa que el mismo ha sido guardagujas del tren durante muchos años, y que ahora se acerca a la estación para entretenerse. De pronto, un tren se anuncia a la distancia y el anciano echa a correr por la vía, en su dirección, gritando al viajero que está de suerte y que al día siguiente estará en su destino. El viajero contempla al viejo hasta que desaparece entre los rieles y ve que la locomotora se aproxima en su dirección.
Explicación: