Lee el siguiente fragmento de Sonata de Estío, de Ramón del Valle Inclán, español, de la Generación del 98 y desarrolla los ejercicios propuestos
“La niña Chole reposaba con un sueño cándido y feliz: en sus labios aún vagaba dormido un rezo. Yo me incliné para besarlos: Era mi primer beso de esposo. La niña Chole se despertó sofocando un grito:
- ¿Qué hace usted aquí, señor?
Yo repuse entre elegante y paternal.
-Reina y señora, velar tu sueño.
La niña Chole no acertaba a comprender cómo yo podía hallarme en su celda, y tuve que recordarle mis derechos conyugales, reconocidos por la Madre Abadesa. Ante aquel gentil recuerdo se mostró llena de enojo. Clavándolo en mis ojos repetía:
-¡Oh!... ¡Qué terrible venganza tomará el general Diego Bermúdez!...
Y ciega de cólera porque al oírla sonreí, me puso en la paz de sus manos de princesa india, manos cubiertas de anillos, enanas y morenas, que yo hice prisioneras, sin dejar de mirarla, se las oprimí hasta que lanzó un grito, y después dominando mi despecho, se las besé. Ella, sollozante, dejóse caer sobre las almohadas. Yo sin intentar consolarla me alejé. Sentía un fiero desdeño lleno de injurias alternas, y para disimular el temblor de mis labios, que debían estar lívidos, sonreía. Largo tiempo permanecí apoyado en la reja contemplando el jardín susurrante y oscuro. El grillo cantaba, y era su canto un ritmo remoto y primitivo. De tarde en tarde llegaba hasta mí un sollozo de la niña Chole, tan apagado y tenue, que el corazón siempre dispuesto a perdonar, se conmovía.
De pronto, en el silencio de la noche, una campana del convento comenzó a doblar. La niña Chole me llamó y temblorosa:
- ¿Señor, no conoce la señal de agonía?
Y al mismo tiempo se santiguó devotamente. Sin desplegar los labios me acerqué a su lecho, y quedé mirándola grave y triste. Ella con la voz asustada, murmuró:
-¡Alguien se halla en trance de muerte!
Yo entonces, tomando sus manos entre las mías, le dije amorosamente:
-¡Acaso sea yo!
-¿Cómo señor?
-Estará a las puertas de la iglesia el general Diego
Bermúdez.
-¡No!... ¡No!...
Y oprimiéndome las manos, comenzó a llorar. Yo quise enjugar sus lágrimas con mis labios, y ella echando la cabeza sobre las almohadas, suplicó:
-¡Por favor!... ¡Por favor!...
Velada y queda, desfallecida su voz. Quedó mirándome, temblorosos los parpados y entre abierta la rosa de su boca. La campana seguía sonando lenta y triste. En el jardín susurraban los follajes, y la brisa, que hacía flamear el blanco y rizado mosquitero, nos traía aromas. Cesó el toque de agonía, y juzgando propicio el instante, besé a la niña Chole. Ella parecía consentir, cuando de pronto, en medio del silencio, la campana dobló a muerto. La niña Chole dio un grito y se estrechó a mi pecho: palpitante de miedo, se refugiaba en mis brazos. Mis manos, distraídas y paternales, comenzaron a desflorar sus senos. Ella suspirando, entornó los ojos, y celebramos nuestras bodas con siete copiosos sacrificios que ofrecimos a los dioses como el triunfo de la vida”.
Con la lectura del texto anterior realiza los siguientes ejercicios y escríbelos en tu cuaderno:
a) Identifica la ideología del autor, por ejemplo si es liberal o conservador, por la época que se escribió el texto.
b) Escribe algunos datos informativos que encuentres, por ejemplo:
-¿Por qué están los dos en esa habitación?
-¿Cómo actúan?
-¿Qué significado tienen el redoble de las campanas?
-¿El vocabulario es sencillo o es rebuscado?
-¿Por qué solloza la niña Chole?
-¿Cómo es la actitud del caballero?
*Ayúdenme por favor*
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