Lee comprehensivamente el texto, reflexiono, relaciono y responde:
La Verdadera vida del hombre, la consolida en dar prioridad a la fe en Cristo y de la vida “en Él”. Pero
esta prioridad, no puede ser una fuga hacia el intimismo, hacia el individualismo religioso, un abandono
de la realidad urgente de los grandes problemas económicos, sociales y políticos de América Latina y
del mundo, y una fuga de la realidad del mundo ético y espiritual; leamos detenidamente los siguiente
cuestionamientos: ¿Qué es esta “realidad”? ¿Qué es lo real? ¿Son “realidad” sólo los bienes
materiales, los problemas sociales, económicos y políticos? Aquí está precisamente el gran error de
las tendencias dominantes en el último siglo, error destructivo, como demuestran los resultados tanto
de los sistemas marxistas como incluso de los capitalistas. Falsifican el concepto de realidad con la
amputación de la realidad fundante y por esto decisiva, que es Dios. Quien excluye a Dios de su
horizonte falsifica el concepto de “realidad” y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos
equivocados y con recetas destructivas. La primera afirmación fundamental es, pues, la siguiente: sólo
quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente
humano. La verdad de esta tesis resulta evidente ante el fracaso de todos los sistemas que ponen a
Dios entre paréntesis. Pero surge inmediatamente otra pregunta: ¿Quién conoce a Dios? ¿Cómo
podemos conocerlo? No podemos entrar aquí en un complejo debate sobre esta cuestión fundamental.
Para el cristiano el núcleo de la respuesta es simple: sólo Dios conoce a Dios, sólo su Hijo que es Dios
de Dios, Dios verdadero, lo conoce. Y Él, “que está en el seno del Padre, lo ha contado” (Jn 1, 18). De
aquí la importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la humanidad. Si no conocemos
a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino
y, al no haber camino, no hay vida ni verdad. Dios es la realidad fundante, no un Dios sólo pensado o
hipotético, sino el Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz.
Cuando el discípulo llega a la comprensión de este amor de Cristo “hasta el extremo”, no puede dejar
de responder a este amor si no es con un amor semejante: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc
9, 57).
1. A partir de la interpretación del texto, identifico las ideas principales.
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A hi esta
katareyes2528:
no es una respuesta muy clara
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