LEE ATENTAMENTE Y RESPONDE
Decía Empédocles, el filósofo de la antigüedad, que
en una fase remotísima del mundo andaban sueltos
por el universo orejas, cabezas, brazos, piernas,
uñas, garras y demás miembros que, posteriormente,
a impulsos del Amor, fueron dando un león, un
hombre, etc. Esa fase primera de lotería universal, en
que todas las partes de los vivientes andaban sueltas
y no unidas en los todos que conocemos, esa lotería
universal o probabilística no pasaba en Empédocles
de metáfora o de intuición sin fundamento inmediato;
pero entre nosotros se realiza progresivamente.
Abundando en las ideas de Empédocles, podría
vivirse muy tranquilo en un mundo en el que las
garras del león estuviesen sueltas de las fauces; y las
fauces, de los dientes, y así sucesivamente; pero,
desde el momento en que en el universo donde nos
encontremos el león esté íntegramente montado –
con garras, con fauces, con estómago... todo en
unidad –, el mundo se habrá vuelto peligroso y nadie
se aventurará ya a entrar en una selva donde
sospeche encontrar leones.
Durante mucho tiempo han estado sueltas partes de
una máquina: el timón, los remos, las velas; han
podido estar sueltos un trozo de sílice o un trozo de
hierro y una rama. Para bien o para mal se van
soldando las partes del león, quiero decir: ahora en
nuestra civilización y en la fase en que nos
encontramos se han soldado multitud de partes en
una gran máquina – sea un navío, un aeroplano o un
radar o un cañón automático –. El peligro comienza
cuando las cosas se sueldan en todos cada vez más
complicados. Den una mirada breve a lo que va
pasando a partir del Renacimiento y podrán notar
muy bien que, en aquellos tiempos, todavía la
inmensa mayoría de las piezas andaban sueltas, o
bien tenían el tamaño y las funciones de juguetes. En
nuestro tiempo, se han soldado ya tantas miles y
miles de piezas para componer los instrumentos
ordinarios, que hemos de preguntarnos si no
equivaldrá a que el león haya hecho acto de
peligrosa presencia en nuestro universo.
El león de Empédocles no pasaba de león, y no se
soldaba el león con el tigre o con el ave. Pero entre
nosotros se van soldando tantas piezas de
maquinaria en un avión, en un radar, en un televisor,
tantísimas piezas ya, que podemos temer o podemos
preguntarnos si, al final, el hombre no será devorado
por una inmensa máquina con la cual ya no pueda
bregar.
22. ¿Cuál es la idea central del texto?
A. Desde el mundo antiguo, el ser humano ha
temido la complicada articulación de las
máquinas.
B. Desde el Renacimiento, el ensamblaje de las
piezas sueltas ha permitido los avances
científicos.
C. La complejidad creciente en la composición de las
máquinas puede ser peligrosa para el hombre.
D. La intuición de Empédocles anticipó claramente el
avance en la compleja tecnología moderna.
E. La composición de las partes de un todo natural
es semejante a las composiciones tecnológicas.
23. Al final del texto, el verbo bregar qué significa:.
A. pelear.
B. rivalizar.
C. manipular
D. usar.
E. componer.
24. Se deduce del texto que la comparación entre el
león y los complejos instrumentos actuales se
establece para
A. transmitir la idea de la inherente peligrosidad de
estos.
B. ubicar un referente clásico para un argumento
moderno.
C. relacionar, en una continuidad, naturaleza y
tecnología.
D. dar gran prestigio mitológico a una problemática
vigente.
E. dilucidar las razones del desarrollo y progreso
actuales.
25. Se puede conjeturar razonablemente que el
autor estaría de acuerdo con
A. la experimentación científica sin cortapisas.
B. la disolución de toda articulación compleja de
partes.
C. una vuelta a épocas anteriores al Renacimiento.
D. una regulación de la complejidad tecnológica.
E. financiar la investigación en ingeniería por fis es examen
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eso esta bien con j
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jj
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