Lea el siguiente caso: La violencia contra las mujeres, más cruel y más oculta, en la pandemia La basura se enredó en el cabello de Brigith Solange Tituaña Mugmal mientras su cuerpo pasaba dos días en el río San Pedro, en Sangolquí. Quizá unas ramas la sujetaron e hicieron que se acumularan desperdicios a su alrededor. Es lo que cree su madre, María del Carmen Mugmal quien –en medio de la cuarentena, el 9 de abril– fue a la morgue para reconocer a Sol, como la llamaba. Encontró a su hija, de 22 años, con el ojo izquierdo hinchado, un labio reventado y marcas de dedos en el cuello. La madre quiso limpiar el cabello de su hija, pero no se lo permitieron. Por la pandemia, lo menos que le dieron fue tiempo. Era un viernes, 10:30, cuando le entregaron el cuerpo de Sol. En normalidad esa hora no hubiera significado nada. Pero en cuarentena y toque de queda, era una despedida menos. María del Carmen solo tuvo media hora para llegar al cementerio, que cerraba a las 11.00. La familia alcanzó a dejar el cuerpo en el nicho y salir. No hubo velación. Tampoco encontraron un sacerdote para ofrecer una misa. No había lugares para comprar flores. Ese mismo día fue la formulación de cargos contra Wilmer Q., el esposo de Brigith Solange, acusado ahora de femicidio. Wilmer Q. confesó el delito después de que los investigadores, al realizarle una inspección física, le encontraran rasguños. La asfixió y arrojó al río San Pedro, que está a 50 metros de la casa donde vivían. El cuerpo fue encontrado a tres kilómetros de la vivienda. Wilmer Q., también de 22 años, era pintor. Desde el 17 de marzo que se impuso el confinamiento dejó de laborar y se quedó en su casa, pero mantuvo su sueldo. ‘Le voy a decir la verdad, lo que pasó con su hija’, le dijo a María del Carmen afuera de la Comandancia de Sangolquí. Un día antes, la madre se le arrodilló para que le contara dónde estaba Sol. Pero fueron interrumpidos por un policía. Él entró y María del Carmen no volvió a ver más al esposo de su hija. Él confesó y fue detenido. Pero el día del crimen intentó una coartada. Wilmer Q. quitó el pijama a Brigith Solange después de ultrajarla. La vistió con ropa de salida y le puso zapatos antes de arrojarla al río. No era la primera vez que él intentaba asfixiarla y delante de sus hijos. Brigith Solange era madre de un niño de cinco años y una niña de tres. El mayor vio el crimen. Un día antes de que se hallara el cuerpo de la joven en el río, el niño contó que el papá pegaba a la mamá. Que la botó al suelo y que luego la vio recostada en la cama cobijada desde la cabeza. Después, ella ‘ya no tomó cafecito’, dijo el niño. En los juegos con sus primos, el menor confundía los abrazos con agresiones. Cuando se golpeaba, decía que tenía miedo a la sangre. Un día se tomó del cuello con sus dos manos y dijo: ‘así hacen cuando se van a morir’. Las cifras que bajan y no cuentan toda la realidad En lo que va de la emergencia, entre marzo y mayo, oficialmente se han registrado nueve femicidios. Una reducción significativa comparada con los 19 casos procesados en esos mismos meses en el 2019. Pero lo oficial, en Ecuador, no alcanza a contarlo todo. CEPAM Guayaquil, por ejemplo, advirtió que se han producido 34 femicidios desde enero, 12 de ellos durante la pandemia.
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C SUPONE QUE A HOMBRES TAMBIEN NO SOLO
MUJER
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susisisisisisisiisisisis me gusta el hijo de cr7
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