las oraciones constituye un texto por que
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Un texto es una composición de signos codificados en un sistema de escritura que forma una unidad de sentido.
También es una composición de caracteres imprimibles (con grafema) generados por un algoritmo de cifrado que, aunque no tienen sentido para cualquier persona, sí puede ser descifrado por su destinatario original. En otras palabras, un texto es un entramado de signos con una intención comunicativa que adquiere sentido en determinado contexto.
Las ideas que comunica un texto están contenidas en lo que se suele denominar «macroproposiciones», unidades estructurales de nivel superior o global, que otorgan coherencia al texto constituyendo su hilo central, el esqueleto estructural que cohesiona elementos lingüísticos formales de alto nivel, como los títulos y subtítulos, la secuencia de párrafos, etc. En contraste, las «microproposiciones» son los elementos coadyuvantes de la cohesión de un texto, pero a nivel más particular o local. Esta distinción fue realizada por Teun van Dijk en 1980.[1]
Respuesta:
Un texto es una unidad de comunicación completa, formada habitualmente por una sucesión ordenada de enunciados que transmiten un mensaje. En algunos casos, una sola oración o, incluso, una sola palabra pueden constituir un texto, pero lo frecuente es que el texto sea una sucesión de frases articuladas en párrafos.
Para que una secuencia de palabras y oraciones pueda ser considerada un texto ha de cumplir con tres propiedades fundamentales: la adecuación, la coherencia y la cohesión.
Adecuación
La adecuación es aquella propiedad que hace que un texto se considere apropiado a la situación comunicativa en que se emite. Los factores que deben tenerse en cuenta para considerar si un texto es o no adecuado pueden resumirse en los siguientes:
Elección de un registro formal o coloquial (por ejemplo, no parece adecuado utilizar un lenguaje coloquial en las respuestas a un examen).
Empleo de variedades dialectales o de la norma estándar.
Adaptación del emisor al receptor y a su nivel de conocimiento sobre el tema tratado (por ello, resultaría inadecuado explicar los últimos descubrimientos de una ciencia a un niño pequeño).
Aceptación y respeto de las normas culturales de cortesía y educación vigentes entre los interlocutores (por ejemplo, socialmente no es correcto solicitar algo sin pedirlo por favor).
Adaptación del mensaje a la intención que se persigue.
Coherencia
La coherencia es la propiedad por la cual los enunciados que forman un texto transmiten un sentido único y completo, es decir, se refieren a un mismo tema. La coherencia es, por lo tanto, una propiedad semántica que está determinada por los siguientes principios:
Relación temática: las ideas expresadas en el texto deben estar relacionadas temáticamente y estar dispuestas de manera que el receptor pueda comprender la relación entre unas ideas y otras e ir avanzando entre la información ya conocida y la que va apareciendo nueva.
Pertinencia: las ideas expuestas han de estar relacionadas lógicamente con la intención que persigue el texto y con la situación comunicativa en que se expresan.
No contradicción: no pueden aparecer contradicciones lógicas entre unas ideas y otras dentro de un texto.
Además de estos principios, la coherencia de un texto también está influida por la intención del autor y por su adaptación a la situación comunicativa. En efecto, un texto perfectamente construido puede volverse incoherente si el emisor, por ejemplo, muestra alegría al transmitir una noticia triste.
Cohesión
La cohesión es la característica de los textos relacionada con la corrección de su construcción gramatical. La cohesión puede considerarse, por lo tanto, una propiedad meramente lingüística, que actúa como mecanismo de conexión entre los distintos elementos que constituyen un texto. Para ello, utiliza dos tipos de recursos: semánticos y sintácticos.
Recursos semánticos:
Correferencia: se recurre al uso de palabras o expresiones que aluden a la misma realidad (sinonimia), o a la contraria (antonimia).
Deíxis: mediante este fenómeno ciertas unidades de la lengua, como pronombres, determinantes o adverbios, remiten a algún elemento señalado anteriormente. Puede ser de dos tipos: anafórica y catafórica.
Elipsis: Se omiten elementos que han aparecido previamente.
Progresión temática: supone una organización adecuada de la información.
Redes léxicas: los núcleos temáticos de un texto se manifiestan en el uso de palabras relacionadas entre sí.
Recursos sintácticos: con el fin de unir palabras y enunciados, la sintaxis cuenta con unos elementos de cohesión que son los llamados conectores textuales. Estos elementos relacionantes son muy diversos, pero según su función y contenido, podemos clasificarlos en los siguientes grupos: de enumeración (en primer lugar, por otra parte, etc.), de oposición (sin embargo, ahora bien, etc.), de causa (porque, pues, etc.), de consecuencia (por consiguiente, en consecuencia, etc.), de valoración (a mi modo de ver, desde luego, etc.), de ejemplificación (por ejemplo, como muestra de ello, etc.) y de adición (igualmente, además, etc.).
Explicación: