Castellano, pregunta formulada por yerlyvaleriacorrea, hace 6 meses

LAS NUBES DE AZORÍN.
Las nubes nos dan una sensación de inestabilidad y de eternidad. Las nubes son —como el mar— siempre
varias y siempre las mismas. Sentimos mirándolas cómo nuestro ser y todas las cosas corren hacia la nada,
en tanto que ellas —tan fugitivas— permanecen eternas. A estas nubes que ahora miramos las miraron hace
doscientos, quinientos, mil, tres mil años, otros hombres con las mismas pasiones y las mismas ansias que
nosotros. Cuando queremos tener aprisionado el tiempo —en un momento de ventura— vemos que han
pasado ya semanas, meses, años. Las nubes, sin embargo, que son siempre distintas en todo momento,
todos los días van caminando por el cielo. Hay nubes redondas, henchidas de un blanco brillante, que se
destacan en las mañanas de primavera sobre los cielos traslúcidos. Las hay como cendales tenues, que se
perfilan en un fondo lechoso. Las hay grises sobre una lejanía gris. Las hay de carmín y de oro en los ocasos
inacabables, profundamente melancólicos, de las llanuras. Las hay como velloncitos iguales o innumerables
que dejan ver por entre algún claro un pedazo de cielo azul. Unas marchan lentas, pausadas; otras pasan
rápidamente. Algunas, de color de ceniza, cuando cubren todo el firmamento, dejan caer sobre la tierra una
luz opaca, tamizada, gris, que presta su encanto a los paisajes otoñales.
3. ¿Cuál es la idea principal

Respuestas a la pregunta

Contestado por meraarellano
2

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