¿las necesidades primarias son aquellas cuya satisfacía aumenta el bien estar del individuo y varian de una sociedad de una epoca a otra?¿Porque?
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Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El concepto de necesidad tiene una larga trayectoria en el pensamiento social. Las concepciones tradicionales consideran las necesidades como infinitas, ilimitadas y siempre cambiantes. Si la necesidad es entendida así, asume un carácter de infinitud que se retroalimenta a sí misma, ya que cada necesidad satisfecha hace surgir muchas otras que será necesario realizar. Esto da origen a una concepción sobre el sistema económico, definido a priori como orientado a la satisfacción de las necesidades humanas, como un sistema en permanente crecimiento.
De allí que sea necesario revisar y repensar la noción de necesidad. La observación histórica y antropológica conduce a descubrir una “consistencia en lo humano”, compartida por todos las personas en cuanto seres humanos. La noción de derechos humanos, reconocidos por y para el conjunto de la humanidad, sólo puede tener un carácter universal en el ámbito de las necesidades humanas. Por consiguiente, éstas son las mismas para el conjunto de aquellos que nos reconocemos como seres humanos, pues no es posible pensar en derechos humanos aplicables sólo a algunos, generando de ese modo la existencia de humanos de primera, segunda o tercera categoría.
Explicación:
¿por qué actualmente las personas creen experimentar diferencias tan grandes entre sí respecto a sus necesidades? Las discrepancias existentes entre las personas, sobre opiniones y valoraciones de la realidad (cosmovisiones), y en términos de la praxis resultantes (conductas y comportamientos), se deben no a un desencuentro respecto de las necesidades, sino a los satisfactores. Esto se debe a que éstos (propensión a su uso, distribución y proporcionalidad, etc.) están determinados por la matriz histórico-genética de cada persona (códigos culturales, familiares, regionales o locales, etc.), y por la influencia de la educación sistemática y refleja (marketing, publicidad, televisión, propaganda, adoctrinamiento, educación). Es decir, existe un completo condicionamiento socio-cultural de los satisfactores y consecuentemente una enorme diversidad en ese ámbito del sistema de necesidades. Mientras que, por el contrario, las necesidades están determinadas por nuestras características biológicas y mentales y son absolutamente universales, aunque el discurso ideológico sobre ellas haga creer otra cosa. De allí la posibilidad de encuentro en ese ámbito.
83Por tal razón podremos constatar, que mientras mayores sean las rigideces respecto a los satisfactores usados, mayor tenderá a ser la intolerancia de quienes se vean afectados por la crítica contenida en visiones discrepantes de las propias. Ejemplo de ello son las sociedades fundamentalistas, como el Irán de Khomeini o la Camboya del Pol Pot, u otras a lo largo de la historia humana. Frente a esas alternativas se abre una opción distinta, la de una sociedad en la cual se procure la diversificación e incremento de los satisfactores usados, donde exista una mayor pluralidad y variedad de las formas de resolver nuestras necesidades. Esto empieza a ser posible por los propios procesos de globalización que nos permiten conocer y aprender otras formas distintas de hacer las cosas respecto de aquellas a las cuales estamos acostumbrados. Los propios límites ambientales del crecimiento económico son un factor que favorece esta diversificación, pues nos obliga a buscar cómo desmaterializar los procesos económicos, y con ello disminuir el consumo de materias primas y productos industriales.
84En cada uno de estos tipos de sociedad los conceptos de pobreza y riqueza son distintos. En la sociedad consumista el concepto de pobreza dominante se relaciona con la cantidad y variedad de bienes disponibles. Es pobre quien carece o no tiene acceso a determinado tipo de bienes que son considerados imprescindibles para la existencia humana. Del mismo modo, son considerados ricos los que disponen de una gran cantidad y diversidad de esos bienes. Las sociedades con estas características, como las principales de Europa, en la cual los bienes son sobrevalorados, tienden a producir más bienes que los socialmente necesarios, generándose así una tendencia hacia el derroche y el despilfarro e incluso hacia la obsolescencia muy rápida de éstos. La economía se organiza y orienta hacia el productivismo extremo, donde lo que importa es producir la “necesidad” de nuevos bienes, generando así una permanente desvaloración de lo que ya se tiene, debido a la continua sustitución de un producto o modelo por otro nuevo.