Las manzanas de oro. La historia de Atalanta e Hipomenes Escribe una versión nueva para ese mito, cambia algunos elementos y construye una nueva historia basada en esta. plis alguien por favor y le doy la mejor respuesta
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Según el mito su padre deseaba un descendiente varón por lo que Atalanta fue abandonada en el monte, en donde la amamantó una osa hasta que fue recogida por unos cazadores. Criada pues en la salvaje naturaleza, es fiel seguidora de la diosa cazadora Diana tras decidir permanecer virgen después de recibir la respuesta del oráculo, siempre difícil de interpretar, a la pregunta de si debía casarse.
Le dijo Apolo con su oráculo que no debía casarse, pero se casaría y “viva carecería de sí misma”; lo que parece una referencia a que sería transformada, metamorfoseada. Vuelta a casa, su padre le pide que se case y ella, que se sabe veloz, decide que sólo lo hará con quien le venza en la carrera, mientras que matará a los pretendientes que sean vencidos.
Hipomenes, ayudado por la diosa Venus y utilizando el ardid de arrojar sucesivamente tres manzanas de oro que retrasan la marcha de Atalanta, consigue vencerla. Se casan, pues, Atalanta e Hipomenes pero desairan a la diosa Ceres o Cibeles por haber mantenido relaciones sexuales profanando su templo y por ello son transformados en los dos leones que tiran del carro; por cierto león y leona condenados a no aparearse entre sí, de acuerdo con la creencia también antigua de que los leones se aparean con los leopardos, pero no entre ellos mismos.
Hasta aquí el resumen aproximado del mito prescindiendo de muchos detalles de interés. Al final de este artículo recrearé esta parte del mito sobre la base del relato de Ovidio en Metamorfosis.
El mito se presta a numerosos comentarios, algunos de los cuales esbozaré rápidamente.
De alguna manera, su convivencia en el monte con la osa nos retrotrae a la época de los hombres cazadores. El oso, presente en otros muchos mitos, es un animal en ocasiones totémicos de determinados grupos. Por otra parte la abstención de relaciones sexuales propicia la caza, por lo que las diosas de la caza son vírgenes,
Frente a ella están los urbanitas Meleagro e Hipomenes, en un caso el héroe guerrero que ha de realizar una gran empresa y en el otro el del príncipe enamorado que sólo alcanza a la princesa amada tras realizar alguna acción notable. Por medio queda el asunto de la sucesión masculina al trono que curiosamente se transmite por vía femenina y el voto de castidad o virginidad, incomprensiblemente justificado en un incomprensible oráculo, pero que como decía más arriba es propiciatorio de una caza favorable.
Ya en la propia Antigüedad y luego en la Edad Media y posteriormente en el Humanismo y Renacimiento se han buscado explicaciones racionales a los mitos. El modelo más frecuentemente utilizado es el de la alegoría que suele acabar con una conclusión moralizante