Historia, pregunta formulada por vixoykia1207, hace 7 meses

¿las disputas internas del bando patriota desfavorecieron la lucha independentista? ¿por que?

Respuestas a la pregunta

Contestado por balitha123
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Respuesta:

ExplicacEl conflicto que enfrentó a patriotas y realistas por la Independencia de Venezuela se extendió formalmente por casi treinta y siete años (1810 - 1846). Y a diferencia de lo que usualmente se relata, que señala que el conflicto fue simplemente una guerra, éste tuvo regulaciones pacíficas a lo largo de toda su duración. Incluso, si vamos más allá y tomamos la extensión en el tiempo de dichas regulaciones y las comparamos con las regulaciones violentas, veremos que las primeras superan a las segundas. Sin embargo, para poder identificar esta realidad tan reveladora, es necesario cambiar las preguntas que nos hacemos, o los presupuestos de partida, lo que Francisco A. Muñoz y otros investigadores para la paz llamamos Giro Epistemológico , sobre lo que abundo en el desarrollo de la tesis.

El objeto de estudio de la siguiente investigación es el análisis de las regulaciones pacíficas entre patriotas y realistas en conflicto por la Independencia de Venezuela, desarrollado entre los años 1810 y 1846. En este período, la dinámica del conflicto presentó interacciones entre regulaciones violentas y pacíficas. De este modo, la Independencia se refiere a un conflicto que enfrentó a realistas y patriotas y las formas de emprenderlo variaron.

Sin ser perfectas, las regulaciones violentas y pacíficas entre ambos bandos interactuaron potenciándose unas más que otras en determinados momentos. No obstante, he dividido en la tesis el conflicto en tres fases para diferenciar algunas tendencias en la potenciación de determinadas paces y violencias, en la preeminencia en el accionar de algunos actores y en la dimensión del conflicto. Una primera fase, entre 1811 y 1820, período en el cual inicia formalmente el conflicto con la Declaración de Independencia de Venezuela, proceso que se venía fraguando desde 1810 con la crisis de legitimidad que provoca el establecimiento de la Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII. En esta fase, si bien la violencia directa y cultural alcanzan su más alto grado a lo largo del conflicto entre patriotas y realistas, se potencian de manera imperfecta paces positivas que benefician directamente a los estratos más bajos de la sociedad que decidían defender con las armas alguna de las causas. Por otra parte, es en esta fase que se consolidan los liderazgos en los bandos realista y patriota y se inclina la balanza de poder hacia este último gracias a los apoyos crecientes que va conquistando, haciendo del conflicto una dinámica intra e internacional. La segunda fase, comprendida entre los años de 1820 y 1831, es marcada por una gran mediación que dinamiza el conflicto, potenciando las paces negativas y culturales entre patriotas y realistas, tanto en Venezuela como en otros conflictos similares del continente suramericano. Esta mediación, representada por los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra suscritos en la ciudad venezolana de Trujillo, así como por el encuentro de los líderes de ambos partidos en el vecino pueblo de Santa Ana, fue sin lugar a dudas determinante en la reducción de la violencia y la potenciación de espacios y momentos de paz, tales como la regularización de la guerra, el surgimiento de un incipiente Derecho Internacional Humanitario, la reinserción de realistas a la vida nacional y la promulgación de amnistías y perdones. Asimismo, en esta fase analizo la interacción de paces y violencias imperfectas ya que, mientras en España se producía el regreso del liberalismo y la posterior restauración del absolutismo, en Venezuela se potenciaban progresivamente espacios de paz entre patriotas y realistas con la consolidación de la secesión. Finalmente, la tercera fase del conflicto, comprendida entre 1831 y 1846, es la que centra su atención en las negociaciones diplomáticas entre España y Venezuela, como Estados. Venezuela, con una independencia de hecho consolidada y, España, con un conflicto sucesoral y político a cuestas y la progresiva disgregación de su Imperio (condiciones ambas que favorecieron los acercamientos entre gobiernos). En esta fase ya no se observan regulaciones violentas y destaca la potenciación de capacidades para las paces en diversos tipos de personajes tales como políticos y militares para el entendimiento mutuo. En cada una de estas tres fases, el liberalismo político, fungirá permanentemente y de manera imperfecta como espacio común entre patriotas y realistas para la potenciación de instancias de paz cada vez más numerosas.

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