LAS CULTURAS DE LA COSTA ECUATORIANA: JAMBELÍ, GUANGALA, BAHÍA, TEJAR-DAULE, LA TOLITA, JAMA-COAQUE; A QUE PERÍODO PERTENECEN
Respuestas a la pregunta
Uno de los períodos culturales más brillantes del Ecuador prehispánico es el denominado de Desarrollo Regional, el cual abarca un ditado espacio temporal: el milenio comprendido entre el 500 a. J. C. y
el 500 d. J. C. Aunque en gran parte del territorio de esa República sudamericana han sido localizadas culturas de esta época, son mucho más
conocidas las costeras que las serranas y que las selváticas, ya que de
las ocho que se incluyen en este período seis (Tolita, Tiaone, Jama Coaque. Bahía, Guangala, Daule, Tejar y Jambelí) están localizadas en la
costa y dos (Tuncahuan y Chaullabamba) en la sierra (1). Estas culturas no están totalmente aisladas entre sí, ya que aparecen piezas de
unas en otras, pero la relación es mucho más frecuente entre las culturas costeras que entre las serranas, debido a la posibilidad de utilizar
el mar como vía de comunicación, pues los cursos fluviales por la especial orografía ecuatoriana, sólo favorecieron el enlace de la costa con
la sierra y de ésta con la selva.
El período de Desarrollo Regional, como su mismo nombre indica,
se caracteriza por una diversificación y avance cultural que se refleja
en la variedad de objetos y de los materiales utilizados en su fabrica-ción, en una mayor complejidad de las formas y métodos decorativos,
en im gran desarrollo de la coroplástica, en el nacimiento del urbanismo, etc., todo lo cual va a facilitar el gran despliegue del siguiente período: el de Integración Regional. A pesar de lo apuntado, no podemos
olvidar que nos encontramos en la «América Marginal» y que las culturas de este período ecuatoriano resultan, lógicamente, poco desarrolladas si las comparamos con las que, de idéntica cronología, conocemos en «Mesoamérica» o en el «Área Central Andina», es decir, en la
«América Nuclear».
Arqueológicamente, este período se caracteriza por unas formas cerámicas en las que dominan las vasijas globulares y hemiesfericas, las
cuales, cuando poseen cuellos suelen tenerlos esvasados o, más raramente, cilindricos, siendo muy sintomáticos los labios exageradamente
evertidos; proliferan en esta etapa las vasijas poli podas con una amplia
gama de pies huecos o macizos que van desde los lisos a los modelados
que reproducen formas caprichosas o figuras antropo o zoomorfas;
muy típicos de este período son, además, los recipientes con un alto pie
de forma troncocónica (2), hueco y con su fondo muchas veces cerrado
para conservar en su interior las bolas de barro colocadas para que la
vasija suene al ser movida. La decoración de las piezas varía, lo mismo
que las formas, en las distintas culturas, si bien existen ciertas técnicas
comunes, ciertos fósiles directores como, por ejemplo, la pintura positiva blanca sobre engobe rojo o sobre el propio color del barro de la
vasija, o bien la pintura negativa sobre el color natural de la pieza o
sobre un engobe rojo o blanco.