las actividades que pueden favorecer la convivencia con las enfermedades
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Nuevas formas disruptivas de hacer salud
Iniciativas como esas demuestran el enorme potencial que tiene un espacio no clínico para promover el cuidado de la salud, especialmente entre sectores de la población que normalmente no acuden como deberían a los servicios de atención primaria. Estos esfuerzos no desacreditan el rol de los centros de salud, mucho menos los de la atención primaria, pero abren una vía a la creación de nuevos espacios de educación y de concienciación.
Siguiendo esta tendencia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos desarrollan el Programa Nacional de Prevención de la Diabetes. Mediante un proceso de cascada que busca multiplicar las oportunidades para prevenir la diabetes tipo 2, el programa entrena a diferentes organizaciones locales públicas y privadas y las certifica como coach en estilo de vida. Con esta formación, las entidades socias desarrollan programas específicos que ayudan a las personas con prediabetes a trabajar en la mejora de sus condiciones de salud, especialmente a partir de la dieta y la actividad física.
También en Canadá, el exitoso Programa de Concientización sobre la Salud Cardiovascular (CHAP, por sus siglas en inglés) combina las políticas del sistema con los recursos de las comunidades para fomentar la medición de la presión arterial, así como promover la salud cardiovascular y las actividades de manejo de las enfermedades crónicas. En este modelo, de probada eficacia, destaca la asociación entre los proveedores institucionales y los voluntarios. Estos últimos actúan como educadores de salud, verdaderos brazos comunitarios del sistema que emprenden una importante cruzada contra la hipertensión arterial.
Iniciativas que van con los tiempos
En América Latina, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de Argentina ha diseñado una innovadora estrategia para la prevención de enfermedades y promoción de la salud, de fácil acceso y bajo costo de implementación. Conocida como Radio Salud, ofrece información simple y útil dirigida a emisoras de radio y al público en general. Los mensajes en formato radiofónico buscan educar a la población sobre temas como hipertensión o diabetes, y tratan no solo de invitar a las comunidades a actuar, sino también de entregarles las herramientas para que puedan realizar eficazmente esta labor.
Las nuevas realidades sociales han sido el desencadenante de más iniciativas innovadoras. El aislamiento que sienten los ciudadanos del Reino Unido ha hecho reaccionar al National Health Service, que lo ha catalogado como un problema de salud pública. La soledad está estrechamente vinculada a serios problemas de salud como las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y la demencia. Por ello, el sistema británico de salud está promoviendo diferentes alternativas en las comunidades para identificar, acompañar y trabajar con las personas que viven solas. En ese panorama emerge como aliado inesperado el servicio postal británico, el Royal Mail, y se plantea la posibilidad de que sean los funcionarios de correos los que hagan un seguimiento de las personas solas como parte de sus rondas de entrega habituales, con el fin de mantener un sistema de vigilancia continua.
El papel de la comunidad es fundamental
Casi un tercio de las muertes en el mundo surgen a causa de las enfermedades cardiovasculares y otras patologías asociadas, que son prevenibles y controlables si se detectan a tiempo y se someten a un tratamiento temprano. Sin embargo, atribuir la prevención de manera exclusiva a los sistemas de salud es un error. Su capacidad de actuar está limitada no solo por la escasez de recursos disponibles sino también por la naturaleza de los factores que inciden en las enfermedades no transmisibles. Los determinantes sociales de la salud son fundamentales y exceden los ámbitos de desempeño de los sistemas sanitarios.
Por eso es tan importante el rol de la comunidad para superar, hasta cierto punto, las brechas y desigualdades que bloquean el acceso a la salud y la información relacionada. Estas formas disruptivas de hacer salud desdibujan las fronteras entre los sistemas de salud y los actores sociales. Abren inmensas posibilidades para la educación, prevención y control eficaz de las enfermedades no transmisibles, así como la promoción de hábitos y estilos de vida saludables. Los sectores público y privado deben aprovechar esta oportunidad de oro para aliarse con esta rama de emprendedores de la salud.
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