la vocacion misionera de la iglesia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La vocación es una llamada de Dios y una respuesta de la persona a esta llamada. Si falla uno de los dos elementos la vocación no se realiza. En todo el proceso de descubrimiento vocacional no existe ni una evidencia ni una claridad matemática, pero sí que se perciben unas señales para que el chico o la chica se pongan en marcha en lo que se llama discernimiento vocacional. La vocación misionera es un don de Dios, un regalo de Dios y no un plan que uno se monta para sí mismo. El punto de partida es una experiencia del amor de Dios que tiene con cada persona. Por todo ello, reconocemos que Dios nos llama a ser misioneros si:
* Siento atracción por ser o vivir como alguna persona que conozco (misionero, misionera, sacerdote, religioso); a sentir un gusto por ese trabajo, por esa forma de vivir y todo ello me lleva a decir: “Me siento identifi cado con esto…”
* Lo que siento dentro de mí permanece de forma duradera y en cierto modo inquietante, en el sentido de que no se apaga con el paso del tiempo.
* Me da paz interior. Me impulsa a actuar pero no me da miedo. Siento que poco a poco mis recelos, miedos y dudas, lejos de aumentar, van desapareciendo.
* Encuentro mucha libertad interior, no me siento obligado, ni a la fuerza, a seguir este camino. Lo hago muy a gusto.
* Tengo motivaciones válidas, lo que no quiere decir que todas sean auténticas. Puede suceder que con el paso del tiempo habrá que purificar algunas para que estas no sean equivocadas.