La situación del ejercito boliviano ante el advenimiento de la guerra
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Bolivia era un país poco preparado para una guerra y menos aún para llevar a cabo una invasión. La nación únicamente podía afrontar una contienda de corta duración porque dependía económicamente del exterior, ya que el 90% de sus productos básicos y alimentos se adquirían en el extranjero debido a que la mayor parte de la población campesina había abandonado la agricultura para trabajar en la minería. Lo mismo sucedía con el petróleo que se compraba en pocas cantidades a Argentina y otras materias primas procedentes de Europa y Estados Unidos.
Militarmente el Ejército Boliviano centró su estrategia pensando en que como la población y fuerzas armadas de Bolivia superaban en tres a uno a las de Paraguay, invadir el Chaco Boreal sería una tarea sencilla. Así lo interpretó tanto el Gobierno del Presidente Daniel Salamanca como el Estado Mayor compuesto por los generales Filiberto Osorio, José Leonardo Lanza, Enrique Peñaranda y el alemán Hans Kundt, un antiguo veterano de la Primera Guerra Mundial que había sido enviado como asesor a Bolivia para estrechar lazos entre las dos naciones. Sin embargo y a pesar del optimismo imperante, nadie tuvo una visión real de las pésimas capacidades del Ejército Boliviano. Primeramente el cuadro de oficiales estaba conformado por una serie de militares elegidos a dedo por el poder político y por tanto escasamente cualificados para dirigir operaciones a gran escala. La tropa por otro lado estaba en situación peor porque la mayoría de los reclutas eran indígenas quechuas, aymaras o criollos blancos, así como diversas tribus del Altiplano que hablaban lenguas distintas, cuyos conocimientos bélicos eran nulos y además físicamente no estaban acostumbrados a subsistir fuera de su espacio natural. Tampoco las tácticas se habían modernizado porque los mandos confiaban en cargas frontales del siglo pasado, exactamente igual que el armamento, la mayoría anticuado y procedente de los excedentes europeos de la Primera Guerra Mundial. Por último estaba el problema de la logística porque para maniobrar en la difícil orografía de matorrales del Chaco, con escasas carreteras y vías ferroviarias, los bolivianos desplegaron un pequeño parque móvil de camiones y una reserva de agua para 5.000 hombres, una cifra insignificante para los 30.000 movilizados inicialmente.
El Ejército Boliviano desplegó a un total de 250.000 soldados.
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perdon si es muy largo :V
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Bolivia era un país poco preparado para una guerra y menos aún para llevar a cabo una invasión.
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