Historia, pregunta formulada por solangemariani435, hace 3 meses

la séptima puerta del infierno resumen​

Respuestas a la pregunta

Contestado por Keyararm39
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Respuesta:La séptima puerta estaba en el parque… ese era el único dato que tenía, luego que aquel oscuro hombre me sorprendiese en la puerta del restaurante.

Cuando me repuse comencé mí búsqueda por esa zona. El Parque General San Martín de Mendoza es el pulmón de la ciudad, un predio de más de 300 hectáreas forestadas. Tenía un largo camino de por medio.

Procuré hacer mis recorridos de día, a la tarde noche hay pasajes, calles y pequeños bosques que se convierten en escenarios funestos, mi estado de sugestión y miedo me llevaban a tomar estos recaudos.

El parque… aquel lugar que desde siempre había sido sitial de amoríos furtivos de jóvenes y amantes, zona deportiva por excelencia, recorrido obligado de fanáticos dela velocidad y el alcohol, se había convertido para mi en un gigantesco laberinto. Caminé todas las calles, recorrí senderos, claroscuros boscosos y nada… no había indicios de ningún portal. Tenía presente la sensación aquella que me había dado al ir llegando a una de las puertas, la de la galería Ruffo, esos dolores de abdomen, esa descompostura, pensaba que quizás al irme arrimando a la séptima puerta estos síntomas iban a volver a aparecer… pero no, nada, no pasaba nada, la séptima puerta no aparecía.

Estuve dos semanas recorriendo el parque, la investigación se iba diluyendo en la web. Las puertas que algunos lectores habían presumido encontrar sin dudas estaban erradas, no eran la séptima y los lectores me apuraban día a día. No había forma de continuar esta odisea… hasta que me llegó un email.

Me lo escribía Santiago Fuentes, les transcribo lo que decía:

Dr. Bomur, al leer tu nota de las siete puertas del infierno en Mendoza me fue inevitable recordar traumáticos sucesos de mi pasado familiar. Se la leí a mi abuelo hace poco y, luego de un silencio que ha durado hasta ayer, me preguntó si había manera de comunicarme con el autor de la misma. Lógicamente él no entiende nada sobre medios digitales, así que heme aquí, escribiéndote para ver si podemos juntarnos, mi abuelo tiene algo importante que contarte, sin dudas es sobre la séptima puerta.

Generalmente no acudo a citas con lectores, pero este email era importante, no contaba con nada, así que esta invitación me era imposible de obviar. Les respondí que sí, quedamos una fecha y fui a la casa de Aldo, el abuelo de Santiago.

Aldo tenía noventa y tres años, la delgadez de su silueta estaba cubierta por profundas señas de haber vivido la vida, aún conservaba algo de pelo, blanco, frágil, pero su semblante era la de un tipo que en su plenitud debía haber transmitido fuerza y vigor, características que aún se mantenían intactas en sus ojos negros. Aldo era viudo, vivía solo en un enorme caserón de una Godoy Cruz colonial, de antaño, entre departamentos modernos y pavimento gris. Me recibió con unos mates junto a Santiago, un tipo de mi edad. Luego de una breve presentación y una charla amena sobre actualidad política, fuimos al grano. Este fue el relato de Aldo…

– Mi hermano Lucas era seminarista, había iniciado sus estudios eclesiásticos en Córdoba y, algunos años después de la inauguración de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, logró que le hicieran el traslado a Mendoza, su tierra natal. Los Jesuitas habían construido esa iglesia en 1908, en aquella época corría un intenso rumor sobre el edificio, el cuál contaba que estaba montado sobre un cementerio Huarpe.

Explicación:

Contestado por yordantoletino744
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Respuesta:

No se

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