Historia, pregunta formulada por patrik20048, hace 2 meses

la paradura de los nevados​

Respuestas a la pregunta

Contestado por esthefanybernal2
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Respuesta:

La Paradura de los Nevados

Cuentan que en los Nevados del Estado Mérida se realizaban las más bellas paraduras del niño. Todo el mundo lo sabía. Desde los pobladores de Muchuchíes hasta la ciudad de Mérida.

Sin embargo a pesar de que muchos se morían de ganas por asistir a algunas de sus celebraciones, el acceso a los Nevados era totalmente imposible. Los Nevados se encontraban en lo más alto de una Montaña sin ningún tipo de comunicación con la capital. Para llegar allá se necesitaba ir por lo menos 4 horas en burro guiado por alguien de la localidad hasta llegar a algunas de sus pequeñas casas que además no contaban con luz eléctrica. Los pobladores usaban una planta eléctrica para alumbrarse, y el único medio informativo era un radio de gran alcance. Y sin mencionar el tremendo frío que hacia en los tiempos decembrinos. Así era la vida de los Nevados, lenta pero muy acogedora.

Luis pertenecía al centro de excursionismo de la Universidad de los Andes, y su familia vivía en Ejido, y sabía de esas encantadores fiestas. Así que decidió ir con un grupo de amigos después de las fiestas navideñas a estas fiestas del mes de Febrero.

Sus padres estaban preocupados por esa aventura, pero confiaban en su hijo ya que además él en sus tiempos libres guiaba a los turistas a conocer los páramos de la localidad.

Así que de lo más emocionado se puso en contacto con Javier y Carlos, quienes eran sus más fieles amigos en todas las excursiones. Nunca lo había dejado defraudado. Fueron a la capital, y compraron todo lo que necesitaron.

Javier estaba muy contento y le comentó a Luis:

-Después de pasar el año nuevo con mi hermana, esta es la mejor noticia que he recibido.

-No te arrepentirás le respondió Luis

.

Así que al día siguiente salieron muy temprano hacia los Nevados. Podían tomar un jeep desde el Pico Bolívar, pero ellos querían disfrutar de las bellezas naturales. El frailejón era muy bello en esta época, y era todo un espectáculo.

Después de una jornada de 3 días de caminata, ya cansados decidieron acampar y descansar media tarde. Era pasado el mediodía y el sol empezaba a ocultarse.

-Me parece que va a lloviznar. Mejor montamos la Carpa dijo Carlos.

-Y parece que viene también mucha brisa. Les aconsejo que se pongan sus abrigos dijo Luis

Así que se abrigaron bien y decidieron descansar hasta el día siguiente. Y entonces empezó a llover. Las gotas de agua chocaban contra la carpa, y en varias ocasiones pensaron que se iba a derribar por la fuerza del viento.

-Mejor nos salimos de aquí

Y menos mal que lo hicieron ya que la carpa voló por los aires.

- Por lo menos conservamos nuestro abrigo, y las mantas comentó Luis

Sus otros amigos estaban preocupados, apenas habían llegado al Pico Bolívar, y todavía había que caminar.

-Mira, ha dejado de llover.

-Menos mal. Tremendo susto nos llevamos.

Pero no era el fin de sus problemas. La Montaña estaba resbalosa así que tuvieron que hacer malabarismos para llegar a la cúspide de la colina.

-Mira Carlos, una llama dijo Luis

-A lo mejor estamos cerca.

-Si es así estamos salvados.

Siguieron a la llama, y se encontraron con dos jóvenes y un viejo de aproximadamente de 75 Años

-Tienen cara de estar perdidos dijo uno de los muchachos.

-Porque no lo llevas al pueblo. Pobrecitos, y además así disfrutan de nuestras fiestas comentó el viejo

-Solo hay dos burros, a menos que se aventuré a montar a Hermelinda.

-Pobrecita. Ese pobre animal no es de carga comentó Carlos, quien sentía una especial sensibilidad por los animales.

- No te preocupes. Carlos y yo nos turnaremos dijo Luis

Y así pasaron 8 horas. A todos ellos les pareció eterno hasta que llegaron al encantador pueblo de los Nevados.

Era un pueblito que apenas pasaba de 20 casas. La vía todavía tenía muchas piedras en el camino por las últimas lluvias.

-Esta noche montamos la Paradura dijo uno los muchachos.

- Y me han dicho que son deslumbrantes dijo Luis

- Después de que encuentran al niño siempre hacemos una pequeña parrandita

- Por cierto, ¿cómo te llamas? Preguntó Luis

-Pedro.

- Estamos compartiendo con ustedes y ni siquiera sabemos tu nombre.

- No se preocupen. Generalmente los que vienen de la Capital no quieren ni siquiera saber de nosotros.

-A mi me parece muy triste.

- Bueno animo. Dentro de poco empieza la paradura.

Y entonces Luis quedo sorprendido. Nunca había visto algo así. Después de las seis de la tarde un grupo de familias iban en busca del niño con faroles construidas con botellas de refresco y una vela para alumbrar. Que original. Nada que ver con las paraduras de los otros pueblos de Mérida. Tocaban de puerta en puerta y siempre les tenían algo a los visitantes. Al final apareció el niño en la última casa.

Explicación:

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