Religión, pregunta formulada por jhonialejandropalzac, hace 4 meses

la parábola de la perla preciosa de religión​

Respuestas a la pregunta

Contestado por luislare
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Respuesta:

Explicación:

           En este caso Jesús compara el reino de los cielos con un mercader que busca buenas perlas y que habiendo hallado una perla preciosa va y vende todo lo que tiene y la compra: También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. En el Medio Oriente las perlas eran consideradas uno de los tesoros más maravilloso que una persona podía adquirir por lo que su precio era grande. Lo que uno puede aprender de está parábola es el inmenso valor que el reino de los cielos tiene en la vida del hombre. En primer lugar se nos dice que el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, y ese detalle de “buenas perlas” nos sugiere que en este mundo hay buenas cosas. Aunque el mundo está bajo el control del maligno: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”, (1 Juan 5:19), no olvidemos que es Dios que lo ha creado y todo lo que creo fue bueno en gran manera. Así en este mundo uno puede apreciar la naturaleza, sus reservas ecológicas, el arte y la música, disfrutar de los beneficios de la ciencia y tecnología, y todo lo que Dios permite que exista para beneficio del hombre, pero en medio de todas estas cosas buenas existe una que es preciosa en gran manera y que excede su valor respecto a todas las demás, y este es la vida que el evangelio ofrece a través de la fe en Cristo Jesús. El segundo detalle que observamos es que a diferencia de la parábolas del tesoro escondido, en esta el mercader es el que anda buscando una buena perla. En la parábola del tesoro escondido el hombre se levantó ese día a realizar sus tareas cotidianas, no buscaba un gran tesoro, pero se encontró con él sorpresivamente. Así ocurre con muchas personas que no buscaban el reino de Dios pero un día mientras se ocupaban de sus proyectos personales Cristo se les revelo y estos se convirtieron. Un buen ejemplo de esto es la conversión del apóstol Pablo el cual mientras se dirigía a Damasco a capturar a los cristianos a quienes perseguía, Jesús se le revelo inesperadamente y este se convirtió en un creyente desde ese momento ya que había encontrado el mayor tesoro para su alma: “Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes,  cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”, (Hechos 26:12-14). No obstante hay casos donde el hombre ha andado en busca de Dios y este lo encuentra, tal y como le paso a Cornelio, el cual era un hombre piadoso que a través de sus oraciones y buenas obras buscaba a Dios pero un día se le apareció un ángel quien le dijo que buscara a Pedro porque él le declararía como acercarse correctamente al Señor: “Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas”, (Hechos 10:1-6). Muchas personan buscan llenar el vacío que hay en su corazón con las cosas que este mundo ofrecen, ya sea a través del éxito profesional, o por medio de los placeres mundanos, o la vanagloria de este mundo, o por medio de las religiones, pero nada de esto lograra llenarlo. Tal vez algunas cosas sean buenas, como la superación profesional, pero nada se compara con la vida que Cristo ofrece, el disfrutar de la salvación de nuestras almas, de la libertad del pecado, de las promesas gloriosas que tenemos en Él, de su respaldo, y de todas sus benevolencias. Por ello Cristo es la mayor de todas las perlas.

   

Contestado por xinqj
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Respuesta:

Ver el valor de Cristo cuando creemos en el evangelio, es un gran regalo dado por gracia, valorarlo implica que Cristo en más importante que todas las cosas que amamos y queremos en esta vida. La Escritura tiene varios versos sobre el tema de las riquezas de la gloria en Cristo Jesús, él debe ser nuestra mayor riqueza por encima de nuestros padres, hijos, propiedades, inclusive más que nuestra propia vida (Mateo 10:37-39, Lucas 14:33). El tesoro de la buena nueva del evangelio ha sido depositado en vasos de barros, que necesitan ser transformados en las manos del alfarero, con su ternura comenzamos a experimentar su amor, misericordia, bondad y gracia. Y a la vez, debemos estar agradecidos en las manos del redentor, para hacer lo que a él le agrada; nuestro peregrinaje en el camino recto que lleva a la vida es angosto, pero debemos una y otra vez recibir la guía de su Espíritu, con gozo y con la esperanza de la gloria de Dios.

Explicación:

Es muy similar a la del tesoro escondido de Mateo 13:44, aquí en la parábola de la perla preciosa tenemos a un comerciante que busca perlas, y cuando la encuentra, vende todo lo que tiene y la compra; así quiere Dios que cuando encontremos al Rey Jesús, nuestras vidas queden rendidas a sus pies. ;)

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