la organización política de cada edad (como se gobernaba)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Nadie ignora que el término espacio es polisémico, pero se lo utiliza por lo común, para referirlo al espacio geográfico. Desde la historia nos interesa sobre todo, no como realidad natural y
objetiva a la cual se supone condicionante para la vida humana - visión que condujo en la
geografía a concepciones objetivistas de acuerdo con las cuales poseería características más o
menos fijas, inmutables e independientes de las relaciones sociales que los hombres construyen sobre él, o de su percepción por o su representación por ellos –sino como espacio cons-
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truido por los hombres, individual o colectivamente. Se han dejado de lado en la actualidad las
concepciones positivistas que suponían que el ambiente geográfico determinaba particularidades de la cultura de las sociedades que los habitaban u obstaculizaban su desarrollo pleno. En
la actualidad ya no se atribuye al espacio peculiaridades que provienen de la subjetividad humana (formas de la percepción, rasgos psicológicos, etc.). La teoría geográfica moderna no
habilita la concepción del espacio como mera extensión, sino como extensión organizada.
Hespanha10(1989: 76-83; 1993: 85-121) señala caracteres que lo revisten de historicidad,
los cuales son los de construido, simbólico y heterogéneo. Las realidades espaciales percibidas
no constituyen realidades objetivas por sí, sino producto de la tarea ordenadora del espíritu
humano, que clasifica y organiza el “material bruto” de la extensión y lo valoriza y jerarquiza.
Vale decir que, en primer lugar, el espacio como extensión, una vez convertido en espacio social por ocupación o apropiación, posee una significación cultural que se construye con la práctica social de los hombres y que se manifiesta en el conjunto de relaciones de los hombres
entre sí y con su entorno (Hespanha, 1993: 86-87).11
Hace algunos años, la idea de la construcción humana del espacio fue monopolizada por la
de que la acción humana que le otorgaba sentido se limitaba a las relaciones económicas de
producción, de distribución y de consumo (Hespanha 1993: 88), en la actualidad plenamente
superada por la apreciación de otros ámbitos por parte de los historiadores.
Explicación: