Castellano, pregunta formulada por alissonsherleen, hace 6 meses

la obra literaria la excepcion y la regla como representa la vida cotidiana

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Contestado por yadiracaballero5006
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La conmemoración, en 1951, de los trescientos años del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz no sólo propició la publicación de sus Obras completas -editadas con celoso rigor filológico por Alfonso Méndez Plancarte-, sino que renovó el interés de la crítica por la vida y la producción literaria de la «Décima Musa». A partir de la tercera década del siglo, y luego de los estudios señeros de Amado Nervo, Ezequiel A. Chávez y Ermilo Abreu Gómez, habían ido apareciendo en el extranjero algunos trabajos que contribuirían de manera decisiva no sólo a la mejor  

La torre peca de elación, al igual que la mirada arrogante que, hecha una con el alma, por «[...] su ambicioso anhelo, / haciendo cumbre de su propio vuelo»29, se vuelve el sujeto esencial de la narración. La vista excede sus propias potencias y el tema de la silva se concentra en la esencia trágica del hombre.

El propósito que tenía hecho de no visitar Mujeres lo guardaba tan inviolable, y rigorosamente, que teniendo por hijas de confesión muchas de las más principales señoras de esta Corte [...] jamás las visitaba, y si alguna vez lo hacia, era por negocio muy preciso, y entonces muy de paso, y con sumo recato en la vista, acciones, y palabras. Y como siempre fue muy corto de vista, se alegraba mucho por ello, porque decía [...] que quitarse los anteojos en esas visitas, y demás concursos, evitaba la ocasión de mirar aun inadvertidamente Mujeres46.

Para concluir con Núñez de Miranda, diremos que, por ironía del destino, muere exactamente dos meses antes que sor Juana, el 17 de febrero de 1695, mientras la escritora fallece el 17 de abril del mismo año.

Además de la biografía que de Aguiar y Seijas conservamos -ya también muy consultada por los estudiosos de sor Juana-, hemos localizado unos interesantísimos escritos, publicados a raíz del fallecimiento de este príncipe de la Iglesia. Creemos que ésta es precisamente la razón por la cual sobre Aguiar y Seijas encontremos más textos que sobre Núñez. Su calidad de prelado hizo que el Cabildo eclesiástico de su diócesis y las   —44→   órdenes religiosas de su obispado le dedicaran sentidas oraciones fúnebres, que han llegado hasta nosotros.

Sobre don Francisco de Aguiar y Seijas hemos localizado tres panegíricos biográficos, predicados al morir el peculiar arzobispo de México, célebre por sus recalcitrantes manías, entre ellas la misoginia. Uno de sus panegiristas dice que con orgullo confesaba el arzobispo que: «Por la Divina Misericordia ha treinta años que no veo Mujer alguna»47. También se cuenta que no visitaba a los virreyes en turno por no encontrar a las virreinas; asimismo, era famosa la ausencia de mujeres en el servicio de la casa arzobispal. Era proverbial que había muerto tan casto como nació. Otra de las obsesiones que lo ha hecho célebre es la pobreza y la manía de dar todo cuanto tenía en limosnas. Es cierto que Aguiar, oriundo de Galicia, había tomado el hábito de la orden seráfica de san Francisco, célebre por su renuncia a los bienes materiales y por su notoria humildad. No obstante, la idea fija que Aguiar tenía de desprenderse de lo material alcanzó nivel es patológicos.

Sobre esta figura del XVII novohispano, también tan relacionada con sor Juana, tomamos un texto hasta ahora no trabajado por los investigadores (hasta donde tenemos noticia), escrito por el fraile franciscano Joseph de Torres Pezellin y que lleva el nombre de Sermón en las honras, que hizo el venerable orden tercero de penitencia del Señor San Francisco de México [... a] Don Francisco de Aguiar y Seixas, 1698. Es en este año, tres después del fallecimiento de sor Juana y de Núñez de Miranda, cuando muere este singular personaje.

El autor insiste, en este interesante escrito, en varias virtudes y rasgos de perfección del prelado, sobre todo en su castidad y candor, que hacía que pareciera una criatura exenta del pecado original, «que en él no había pecado Adán»48. Su rigor y ascetismo, señala Torres, lo hacen un brazo providencial de Dios para perfeccionar este arzobispado:

 —45→  

[...] que siendo [... esta ciudad enferma] desde que mereció tener la sombra de Su Señoría Ilustríssima viniendo a ser su Arçobispo, comenzó a convalecer de sus enfermedades, sanando de sus relaxaciones [...] Desde que este Príncipe vino a ser digníssimo Prelado de esta Iglesia Mexicana, no ay estado que no se reformasse en su instituto, ni desliz que no se contuviese [...]49

Este discurso de amor y represión renueva los temas iniciales, obediencia, humildad, castidad y clausura, y los magnifica triunfalmente en la voluntaria renuncia final del cuerpo y del albedrío.

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Contestado por wanlijin3117
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