Biología, pregunta formulada por zharisitha12, hace 1 año

La necesidad de obtener ganancias cada vez mayor es una necesidad imperiosa para las industrias que están llamadas a la quiebra si no muestran un crecimiento constante por esto no es sensato pretender que el consumo disminuya y que a la vez las industrias crezcan

Respuestas a la pregunta

Contestado por thomasnar13p8f1f0
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Respuesta:

no ya que sin clientes no hay ventas y sin ventas no hay dinero sin dinero no hay como mantener la empresa  

Explicación:

Contestado por juandirosas
1

Respuesta:

EL RESULTAD O MÁS saltante de la crisis de estabilización que ha afectado al

Perú en los quince años transcurridos desde 1975 ha sido una privatización de

facto. En los últimos años, el sector público se ha reducido significativamente.

El Estado está desintegrándose y, sorprendentemente, ello no está ocurriendo

merced a programa político alguno.

Ciertamente no se trata, a pesar de las predicciones de Marx, de la consecuencia de un triunfo «inevitable» del comunismo. Por el contrario, puede afirmarse

que a lo largo del último decenio el electorado peruano se inclinó hacia la derecha.

Sorprendentemente, sin embargo, la reducción del tamaño del sector público ha

precedido al conservadurismo político. La mayor parte de la involución del poder

y alcance del Estado tuvo lugar, paradójicamente, bajo el gobierno de Alan García,

un presidente que se definió a sí mismo como socialdemócrata y que pretendió

expandir el ámbito gubernamental mediante una multiplicación de controles

burocráticos, un mayor gasto estatal y nacionalizaciones selectivas. Su sucesor en el

gobierno, Alberto Fujimori, ganó las elecciones tras criticar los planes privatizadores

de su opositor Mario Vargas Llosa. Para ese entonces, sin embargo, la reducción

del Estado estaba tan avanzada, que el mayor esfuerzo del primer año del gobierno

de Fujimori, animado por los acreedores extranjeros, se ha centrado en el intento

de salvar al Estado elevando los ingresos del gobierno.

El gobierno se está encogiendo a pesar de los políticos, de los burócratas y de

las amplias preferencias de los peruanos, como resultado de lo que podría

denominarse «un cambio en el medio ambiente». Con esto quiero decir que la

base tributaria, la disponibilidad del crédito del sector público y el electorado

están cambiando más aceleradamente que el Estado mismo. La «reserva

alimentaria» del gobierno se está agotando y, cada vez más, el Estado está siendo

eludido e incluso vencido por el ciudadano privado.

Pero el Estado no se retira en silencio, y aquello que en este libro se

denomina la crisis (1975-1990), quince años de inestabilidad monetaria, precios

distorsionados, caída de la producción y quiebras, se entiende más fácilmente

como los manotazos desesperados y finales de un Estado rapaz.

El Estado sobrevivirá, por supuesto. A partir de la naturaleza de su nuevo

medio ambiente es posible derivar algunas predicciones sobre su futura forma y

nuevos hábitos alimentarios. Lo que es más difícil predecir es la velocidad, la

secuencia y los dolores que causará el proceso mediante el cual se transformará el

Explicación:

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