La necesidad de obtener ganancias cada vez mayor es una necesidad imperiosa para las industrias que están llamadas a la quiebra si no muestran un crecimiento constante por esto no es sensato pretender que el consumo disminuya y que a la vez las industrias crezcan
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
no ya que sin clientes no hay ventas y sin ventas no hay dinero sin dinero no hay como mantener la empresa
Explicación:
Respuesta:
EL RESULTAD O MÁS saltante de la crisis de estabilización que ha afectado al
Perú en los quince años transcurridos desde 1975 ha sido una privatización de
facto. En los últimos años, el sector público se ha reducido significativamente.
El Estado está desintegrándose y, sorprendentemente, ello no está ocurriendo
merced a programa político alguno.
Ciertamente no se trata, a pesar de las predicciones de Marx, de la consecuencia de un triunfo «inevitable» del comunismo. Por el contrario, puede afirmarse
que a lo largo del último decenio el electorado peruano se inclinó hacia la derecha.
Sorprendentemente, sin embargo, la reducción del tamaño del sector público ha
precedido al conservadurismo político. La mayor parte de la involución del poder
y alcance del Estado tuvo lugar, paradójicamente, bajo el gobierno de Alan García,
un presidente que se definió a sí mismo como socialdemócrata y que pretendió
expandir el ámbito gubernamental mediante una multiplicación de controles
burocráticos, un mayor gasto estatal y nacionalizaciones selectivas. Su sucesor en el
gobierno, Alberto Fujimori, ganó las elecciones tras criticar los planes privatizadores
de su opositor Mario Vargas Llosa. Para ese entonces, sin embargo, la reducción
del Estado estaba tan avanzada, que el mayor esfuerzo del primer año del gobierno
de Fujimori, animado por los acreedores extranjeros, se ha centrado en el intento
de salvar al Estado elevando los ingresos del gobierno.
El gobierno se está encogiendo a pesar de los políticos, de los burócratas y de
las amplias preferencias de los peruanos, como resultado de lo que podría
denominarse «un cambio en el medio ambiente». Con esto quiero decir que la
base tributaria, la disponibilidad del crédito del sector público y el electorado
están cambiando más aceleradamente que el Estado mismo. La «reserva
alimentaria» del gobierno se está agotando y, cada vez más, el Estado está siendo
eludido e incluso vencido por el ciudadano privado.
Pero el Estado no se retira en silencio, y aquello que en este libro se
denomina la crisis (1975-1990), quince años de inestabilidad monetaria, precios
distorsionados, caída de la producción y quiebras, se entiende más fácilmente
como los manotazos desesperados y finales de un Estado rapaz.
El Estado sobrevivirá, por supuesto. A partir de la naturaleza de su nuevo
medio ambiente es posible derivar algunas predicciones sobre su futura forma y
nuevos hábitos alimentarios. Lo que es más difícil predecir es la velocidad, la
secuencia y los dolores que causará el proceso mediante el cual se transformará el
Explicación: