La mejor noche de mi vida
Carlos, un honesto leñador, vivía con su esposa, Isabel, y con sus cinco hijos. Todos los días
salía para su trabajo al amanecer y regresaba al atardecer.
Un mañana, Isabel, le dijo a su hija mayor: -María Luisa, necesito que hoy le lleves el almuerzo
a tu padre.
- Sí, mamá. Iré yo, ya he terminado los deberes del colegio.
- Presta atención para no perderte. Cuando llegues a la colina de los Cedros,
lo llamas y él irá.
María Luisa salió a toda prisa. Al verla corriendo, Isabel no pudo contener
un suspiro: sólo tenía diez años y era la primera vez que salía sin compañía.
Llegó a la colina de los Cedros, jadeante y cansada.
- Gritó; - ¡Papa! –pero no hubo respuesta. Lo intentó varías veces y nada.
- Se dijo: todavía debo de estar lejos.
Siguió adelante, más, más y más. Sin embargo, tuvo que pararse forzosamente: enfrente al
majestuoso y temible Gran Bosque. “Tal vez papá habrá preferido almorzar a la sombra”,
pensaba mientras se adentraba entre los árboles. Con todas las fuerzas de sus pequeños
pulmones gritó de nuevo. No hubo respuesta.
Empezó a preocupare, rezó en voz alta:
-Oh Santísima Virgen, te prometo un Rosario entero si encuentro a mi padre.
El tiempo pasaba, María Luisa se adentró en el bosque, y agotada se sentó bajo un árbol.
Mientras tanto, Carlos llegaba de vuelta a casa. Isabel lo recibió contenta.
-Ah, qué bien que has llegado. ¿Y María Luisa?
-¿María Luisa? –le respondió –No la he visto.
- Fue a llevarte la comida hace mucho tiempo.
Carlos salió de inmediato en busca de la pequeña e Isabel, afligida, le rezaba a la Virgen: Madre
mía, ¡ayúdanos!
Al día siguiente, antes de amanecer, Isabel y sus hijos fueron a rezar a la iglesia por la niña,
porque una noche en ese bosque hacía temer lo peor. Los vecinos, se unieron a las oraciones.
Carlos, al llegar al bosque, escuchó el canto de una melodiosa voz y siguiéndola se encontró con
un rostro radiante que, al escuchar el ruido, corría en su dirección con los brazos abiertos.
-¡María Luisa! –exclamó el afligido leñador, abrazando a su hija. ¿Qué ocurrió? ¿No tuviste
miedo por quedarte sola?
-Oh no, no estuve solita. Al principio, sí, tuve mucho miedo. Me vi rodeada
de oscuridad y perdida. Pero cogí mi rosario y empecé a rezar. En poco
tiempo, todo a mi alrededor se volvió claridad y una Señora reluciente vino
a hacerme compañía.
-¿Hablaste con ella?
-Sí, y me contó muchas cosas. Me dijo que era María Santísima y que ama
mucho a quien en Ella confía. Como la noche estaba avanzada, me acosté
sobre su regazo y la Virgen me cubrió con su hermoso y perfumado manto.
-Y cuando te despertaste ¿todavía estabas en sus brazos?
-¡Claro! Y me miraba sonriendo. Dijo que tenía que marcharse, pero que yo fuese siempre buena
y piadosa, y nunca me olvidase de ese encuentro. Papá, ésta ha sido la mejor noche de mi vida.
Escribe la historia de María Luisa si no hubiese venido a su encuentro la Virgen María.___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
xd1585:
Es para las 2pm hora peruana
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padre " (y cualquier palabra posterior) fue ignorada debido a que hemos restringido las consultas hasta 32 palabras.
Explicación:
Espero que te ayude coronita por fa
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