la leyenda de la dama tapada
Respuestas a la pregunta
Era una mujer de esbelta figura y cautivadoras formas, de andar seductor y elegante, rodeada de un dulcísimo aroma que dejaba al paso y cubierta en el rostro por un velo que, pese al enigma que representaba, dejaba averiguar gran belleza y juventud tras las sedosas telas… Ningún hombre se le resistía, todos se veían hipnotizados ante la intensa atracción que ejercía aquella mujer, empezando así a seguirla sin importar qué tan tímidos fuesen. La distancia entre ella y el hombre siempre se mantenía igual: nadie se alejaba, por más cobarde que fuese, y nadie se le acercaba más allá de cierto punto… De esa forma la Dama Tapada los manteníahipnotizados por su atracción, haciéndolos seguirla a lo largo de angostos callejones.La mujer parecía invitar a su perseguidor a que la siguiese con leves giros de cabeza y miradas fugaces, así como una risa juvenil. Tal era el estado de enamoramiento de los hombres que la seguían, que no parecían darse cuenta de que nadie más podía verla e incluso las personas que se cruzaban de frente con ella parecían ignorarla.
la leyenda de la dama tapada
La Dama Tapada era una misteriosa y siniestra mujer que se aparecía a los hombres por el año 1700 que caminaban solos por las calles de la ciudad entre la medianoche y las cuatro de la madrugada. Nunca se supo a ciencia cierta su origen, lo único que resalta es que aparecía a pocos metros y de forma casual frente a los hombres que, prendados de su belleza, la seguían.
Era una mujer de esbelta figura y cautivadoras formas, de andar seductor y elegante, rodeada de un dulcísimo aroma que dejaba al paso y cubierta en el rostro por un velo que, pese al enigma que representaba, dejaba averiguar gran belleza y juventud tras las sedosas telas…
Ningún hombre se le resistía, todos se veían hipnotizados ante la intensa atracción que ejercía aquella mujer, empezando a seguirla sin importar qué tan tímidos fuesen.
La distancia entre ella y el hombre siempre se mantenía igual: nadie se alejaba, por más cobarde que fuese, y nadie se le acercaba más allá de cierto punto… De esa forma la Dama Tapada los mantenía hipnotizados por su atracción.
La mujer parecía invitar a que la siguiesen con leves giros de cabeza y miradas fugaces, así como una risa juvenil. Tal era el estado de enamoramiento de los hombres que no se daban cuenta de que nadie más podía verla e incluso las personas que se cruzaban de frente con ella parecían ignorarla.
Finalmente, tras mucho andar la dama se detenía y le decía al caballero: – Ya me ve usted cómo soy… Ahora, si quiere seguirme, siga…
Entonces se quitaba el velo y por uno o dos segundos, el rostro de la mujer mostraba una deslumbrante belleza griega: finas y delicadas facciones, piel fresca y sonrosada, ojos de cautivadora hermosura y labios de ardiente sensualidad.
Pero, tras la breve visión, las sombras oscurecían aquel rostro y la mano de la muerte caía sobre ella, como en acelerada descomposición, reemplazando la belleza y la juventud por una horrenda calavera emanando un hedor intolerablemente nauseabundo…
Al ver esto, las víctimas quedaban impactadas y morían algunas por el susto, otras por el olor pestilente. Muy pocos sobrevivían, los que fueron calificados por la cultura popular como tunantes. Ella luego seguía su camino hasta desaparecer.