LA JOVEN, EL JOVEN, LA SUEGRA Y LAS ALPACAS
Hace mucho tiempo vivia en una estancia una joven que tenía una cantidad enorme de alpacas. Vivía sola con su mamá, no tenía esposo. Tenía un vecino que a su vez era un joven soltero.
La madre de esta joven era una mujer muy mala y de ninguna manera quería que la joven se casara.
Un día, el joven vecino -que era un pobre campesino que pasteaba
animales ajenos- se conoció con la joven mientras pasteaban los animales.
Alli deseó que la joven fuera su mujer. Así, empezaron a amarse a escondi
das y la joven quedó embarazada.
Bueno, ¿pero por qué esta joven poseía esa cantidad tan grande de alpacas? Por lo siguiente: del lugar denominado «Mama-Qucha» salieron, destinadas para esa joven, unas alpacas sagradas, llamadas «Khuya». Y también le fue enviado a la joven un hermoso tamborcito o caja.
Mientras las pasteaba, al tocar la joven ese instrumento, las alpacas «Khuyas» se reproducían enormemente. La Mama-Qucha también habría ordenado, siendo que la joven ya tenía hombre, que el hijo que tuviera fuese una rana.
Así, la joven dio a luz una rana. El niño-rana no debía ser visto ni por
el joven ni por la madre de ella. Una vez que dio a luz ya no salía a pastear, sino permanecía todo el día en la casa cuidando a su hijo-rana. Por otro lado, el joven comenzó a hacer continuos viajes. Y las alpacas, por sí mismas, salían de los corrales.
donde dormían, y sin que nadie les ordene iban a comer a los bofedales. Cuando atardecia, la joven tocaba su instrumento que sonaba "tin, tin, tin». Al escucharlo, las alpacas por ellas mismas se reunían y regresaban en tro pel a los sitios donde dormían.
La mamá de la joven, que vivía en otra casa, ya sabía que su hija se había juntado con ese muchacho y también que había quedado embarazada, aunque no la vio dar a luz. Como ya no veía a su hija pensó: «¿Por qué será que mi hija ya no sale a pastear? Tanto se habrá enca riñado con su hijo que está todo el día cuidándolo en su casa!».
Pensando esto, un día la engañó:
-Oye, hija! ¡Los ladrones están arreando a las alpacas! -le dijo. Al escuchar esto, la joven se apuró para ir ver a las alpacas; a su hijo lo envolvió con cariño en una manta y lo dejó en la casa. Mientras, la madre de la joven entró a la casa a ver al niño. Al desenvolver la manta encontró una rana, entonces la mató aplastándola con una
piedra.
Cuando las alpacas supieron la muerte de la rana, todas se fueron a Mama-Qucha. Así, de la misma forma como salieron, desaparecieron allí. La joven, tras eso, desapareció igualmente en la Laguna-Madre siguiendo a las alpacas. También los manantiales de los bofedales se secaron. Y se dice que, por eso, ahora llueve poco.
Hay unas pocas creencias que guardan muchos secretos acerca de la
vida de las alpacas. Si desaparecieran, también desaparecerían las mismas
alpacas. Así como este, hay bastantes cuentos tanto sobre alpacas, como perso nas, como ranas.
Después de a ver leído el texto has un resumen.
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De lo que yo entendí que trata el texto trata que
Hace mucho tiempo vivia en una estancia una joven que tenía una cantidad enorme de alpacas. Vivía sola con su mamá, no tenía esposo. Tenía un vecino que a su vez era un joven soltero.
La madre de esta joven era una mujer muy mala y de ninguna manera quería que la joven se casara.
Un día, el joven vecino -que era un pobre campesino que pasteaba
animales ajenos- se conoció con la joven mientras pasteaban los animales.
Alli deseó que la joven fuera su mujer. Así, empezaron a amarse a escondi
das y la joven quedó embarazada.
Bueno, ¿pero por qué esta joven poseía esa cantidad tan grande de alpacas? Por lo siguiente: del lugar denominado «Mama-Qucha» salieron, destinadas para esa joven, unas alpacas sagradas, llamadas «Khuya». Y también le fue enviado a la joven un hermoso tamborcito o caja.
Mientras las pasteaba, al tocar la joven ese instrumento, las alpacas «Khuyas» se reproducían enormemente. La Mama-Qucha también habría ordenado, siendo que la joven ya tenía hombre, que el hijo que tuviera fuese una rana.
Así, la joven dio a luz una rana. El niño-rana no debía ser visto ni por
el joven ni por la madre de ella. Una vez que dio a luz ya no salía a pastear, sino permanecía todo el día en la casa cuidando a su hijo-rana. Por otro lado, el joven comenzó a hacer continuos viajes. Y las alpacas, por sí mismas, salían de los corrales.
donde dormían, y sin que nadie les ordene iban a comer a los bofedales. Cuando atardecia, la joven tocaba su instrumento que sonaba "tin, tin, tin». Al escucharlo, las alpacas por ellas mismas se reunían y regresaban en tro pel a los sitios donde dormían.
La mamá de la joven, que vivía en otra casa, ya sabía que su hija se había juntado con ese muchacho y también que había quedado embarazada, aunque no la vio dar a luz. Como ya no veía a su hija pensó: «¿Por qué será que mi hija ya no sale a pastear? Tanto se habrá enca riñado con su hijo que está todo el día cuidándolo en su casa!».
Pensando esto, un día la engañó:
-Oye, hija! ¡Los ladrones están arreando a las alpacas! -le dijo. Al escuchar esto, la joven se apuró para ir ver a las alpacas; a su hijo lo envolvió con cariño en una manta y lo dejó en la casa. Mientras, la madre de la joven entró a la casa a ver al niño. Al desenvolver la manta encontró una rana, entonces la mató aplastándola con una
piedra.
Cuando las alpacas supieron la muerte de la rana, todas se fueron a Mama-Qucha. Así, de la misma forma como salieron, desaparecieron allí. La joven, tras eso, desapareció igualmente en la Laguna-Madre siguiendo a las alpacas. También los manantiales de los bofedales se secaron. Y se dice que, por eso, ahora llueve poco.
Hace mucho tiempo vivia en una estancia una joven que tenía una cantidad enorme de alpacas. Vivía sola con su mamá, no tenía esposo. Tenía un vecino que a su vez era un joven soltero.
La madre de esta joven era una mujer muy mala y de ninguna manera quería que la joven se casara.
Un día, el joven vecino -que era un pobre campesino que pasteaba
animales ajenos- se conoció con la joven mientras pasteaban los animales.
Alli deseó que la joven fuera su mujer. Así, empezaron a amarse a escondi
das y la joven quedó embarazada.
Bueno, ¿pero por qué esta joven poseía esa cantidad tan grande de alpacas? Por lo siguiente: del lugar denominado «Mama-Qucha» salieron, destinadas para esa joven, unas alpacas sagradas, llamadas «Khuya». Y también le fue enviado a la joven un hermoso tamborcito o caja.
Mientras las pasteaba, al tocar la joven ese instrumento, las alpacas «Khuyas» se reproducían enormemente. La Mama-Qucha también habría ordenado, siendo que la joven ya tenía hombre, que el hijo que tuviera fuese una rana.
Así, la joven dio a luz una rana. El niño-rana no debía ser visto ni por
el joven ni por la madre de ella. Una vez que dio a luz ya no salía a pastear, sino permanecía todo el día en la casa cuidando a su hijo-rana. Por otro lado, el joven comenzó a hacer continuos viajes. Y las alpacas, por sí mismas, salían de los corrales.
donde dormían, y sin que nadie les ordene iban a comer a los bofedales. Cuando atardecia, la joven tocaba su instrumento que sonaba "tin, tin, tin». Al escucharlo, las alpacas por ellas mismas se reunían y regresaban en tro pel a los sitios donde dormían.
La mamá de la joven, que vivía en otra casa, ya sabía que su hija se había juntado con ese muchacho y también que había quedado embarazada, aunque no la vio dar a luz. Como ya no veía a su hija pensó: «¿Por qué será que mi hija ya no sale a pastear? Tanto se habrá enca riñado con su hijo que está todo el día cuidándolo en su casa!».
Pensando esto, un día la engañó:
-Oye, hija! ¡Los ladrones están arreando a las alpacas! -le dijo. Al escuchar esto, la joven se apuró para ir ver a las alpacas; a su hijo lo envolvió con cariño en una manta y lo dejó en la casa. Mientras, la madre de la joven entró a la casa a ver al niño. Al desenvolver la manta encontró una rana, entonces la mató aplastándola con una
piedra.
Cuando las alpacas supieron la muerte de la rana, todas se fueron a Mama-Qucha. Así, de la misma forma como salieron, desaparecieron allí. La joven, tras eso, desapareció igualmente en la Laguna-Madre siguiendo a las alpacas. También los manantiales de los bofedales se secaron. Y se dice que, por eso, ahora llueve poco.
Xiahtod:
gracias
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