La injerencia y el intervencionismo ¿Realmente se sufre esto en Venezuela?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Se entrechocan las voces: Estados Unidos no tiene por qué inmiscuirse en los asuntos internos de otras naciones. Todavía existe el ilustrado concepto de soberanía. Los pueblos deben resolver sus contradicciones internas sin la injerencia de otros países. ¿Por qué promover un golpe de estado? Con todo, no es que Washington, y mucho menos la pandilla (para tomar un término usado hace años por Philip Roth en una caricatura literaria sobre Nixon) que dirige Trump, esté preocupado porque en Venezuela se resuelva por las vías del derecho y de la democracia el conflicto interno que la estremece.
Son múltiples los intereses, casi todos referidos a los recursos naturales de los países, por los que ellos, los Estados Unidos, los del “Destino manifiesto”, los de la política del Gran Garrote, implementada desde los albores del siglo XX, en particular por Teddy Roosevelt, se han creído los dueños de un territorio que han considerado su coto de caza (ah, Roosevelt, por lo demás, era cazador). Larga es la historia del intervencionismo imperial en América Latina.
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