la importancia del proceso de evolución de la lengua española
Respuestas a la pregunta
Antes de la llegada de los fenicios, en la península ibérica se encontraban los vascos, los tartesios y los íberos, cuyo aporte al idioma español fue mínimo, desapareciendo tras el proceso de conquista. Pero tampoco los fenicios implantaron una cultura común, ya que sus obejtivos tenían más que ver con intereses comerciales. Lo que si dieron es nombre al país, i-schephan-im (tierra de conejos). Término que terminaría derivando en Spania y posteriormente en Hispania bajo el poder de los romanos.
Los griegos llegarían en el siglo VII a. C. pero no estarían más de 100 años en España, por lo que constribuyeron muy poco a la lengua. Las 3.000 palabras del griego que han ido evolucionando pero que forman parte de la lengua que hablamos hoy, curiosamente llegaron por la puerta del latín, cuando los romanos conquistaron Hispania. Además, indirectamente, la influencia de la cultura griega en el país ha sido considerable.
También quedó muy poco de los cartagineses que destronaron a los griegos. De hecho su mayor constribución fue provocar la llegada de los romanos y, con ello, la de una cultura que marcaría para siempre esta tierra y su lengua. Roma estaba interesada en sembrar su cultura y su legado para la posteridad, por lo que además de leyes e instituciones también implantó la lengua, de modo que la legislación fuera perfectamente entendida y pudiera cumplirse. Aunque lo cierto es que las lenguas que ya existían en la península irían transformando poco a poco el latín, tanto a nivel morfológico como sintáctico.
A partir del siglo III, las fronteras del Imperio Romano empezaron a debilitarse y los visigodos aprovecharon para entrar en Hispania, reinando durante tres siglos. Su legado cultural es casi insignificante. En cambio el de los árabes fue considerable, tanto en el terreno de las letras y de la lengua como de las ciencias. Actualmente, nada menos que 4.000 palabras de nuestro idioma se las debemos a ellos. Eso sí, lo que no se vió afectada fue la estructura del lenguaje que, aunque se iba lejando cada día más del latín, siguió conservando su esencia.
La topografía y la constante labor de resistencia de los cristianos del norte mantuvo a estas poblaciones aisladas, lo que dio lugar al desarrollo de numerosos dialectos romances que fueron evolucionando desde el latín vulgar de la zona central del norte de Hispania. Con la caída del imperio Romano, los habitants de la época dejaron de hablar el latín culto y el latín que se hablaba era una mezcla de algunas lenguas romances hispánicas, como la astur, la aragonesa, la gallego-portuguesa y la catalana.