la importancia de recuperar la comunicación de rostros en frente a la cibernética y otros factores
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La comunicación, mejor si es cara a cara
De repente, la especie acostumbrada a hablar y a mirarse dejó de saber hacerlo bien. Numerosos estudios empiezan a alertar sobre los efectos que tiene cambiar rostros por pantallas para un animal que ha sobrevivido en grupo interpretando movimientos, expresiones y sonidos de sus congéneres. Buscando caricias de madre y abrazos de compañeros. «Todo esto ha sido seleccionado por la evolución como positivo. Eliminarlo va a traer consecuencias. Aislamiento, reclusión y abandono», sostiene Salvador Martínez, director del Instituto de Neurociencias.
Buscamos el valor del contacto cara a cara en pleno auge del imperio social media.
Tres estudios
La psicología lleva mucho tiempo ocupada con el impacto de las tecnologías en la sociedad y empieza a disponer de un cuerpo documental desde el que sacar conclusiones. Varios estudios han encontrado relación entre el uso de 'smartphones' y pérdida de empatía, menor intensidad de los vínculos entre amigos y un nivel más bajo de disfrute de la propia vida.
Uno de ellos obliga a pensar en cómo se están criando los niños. Hace tres años, un grupo de investigadores de diferentes universidades de Estados Unidos decidieron averiguar si los teléfonos y los videojuegos están reduciendo el 'don de gentes' de los menores. Decidieron comprobar qué ocurriría si le quitaban a un grupo de chicos las pantallas, los sacaban al aire libre y aumentaran sus posibilidades de interactuar cara a cara. ¿Mejoraría su capacidad para detectar emociones en los demás?
Para su experimento, seleccionaron a dos grupos y evaluaron sus habilidades empáticas durante cinco días, solo que uno de ellos haría vida normal mientras que el otro pasaría ese tiempo en un campamento realizando actividades al aire libre y sin acceso a ningún tipo de pantalla o dispositivo. El resultado confirmó las sospechas: los chicos del experimento «aumentaron significativamente sus habilidades en identificación de signos emocionales frente a los del grupo de control», según los resultados publicados en la revista Computers in Human Behavior.
Los veinteañeros, asiduos a plataformas como Instagram, Facebook, Whatsapp o Twitter, también preocupan a los investigadores. La sospecha de que la calidad de las relaciones personales es menor si tienen lugar a través de videochats, llamadas o mensajes en lugar de cara a cara condujo a tres psicólogas de dos centros californianos a medir cómo de buena era en un experimento.
Hallaron que, efectivamente, las sonrisas, asentimientos, los gestos con las manos y otros indicadores de emociones positivas hacia el interlocutor (estudiaron también el tono de voz o el uso de emoticonos, mayúsculas o exclamaciones en las conversaciones sin vídeo) se disparan en persona pero van cayendo progresivamente si la charla se traslada a videochat, de aquí a la llamada de voz y desde el audio al mensaje instantáneo.
El número de emociones en persona era casi diez veces superior a las que se registraron usando mensajes instantáneos. Estas variables tienen gran valor porque las emociones son difíciles de reprimir y también de falsear.
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