La importancia de la diversidad está en que nos permite expandir nuestros horizontes, trayendo diferentes valores, creencias y estilos de vida cara a cara, y forzándonos a pensar sobre esas diferencias. Solo esto puede crear un diálogo político y un debate necesario, paradójicamente, para ayudarnos a forjar un lenguaje más universal de ciudadanía.
Pero lo verdaderamente valioso de la diversidad –los choques culturales e ideológicos que trae consigo la diversidad– es precisamente lo que muchos temen. Ese miedo puede tomar dos formas. Por una parte, está el sentimiento nativista de que la inmigración debilita la cohesión social y desgasta nuestro sentimiento de identidad nacional. Por otra está el argumento multicultural, en el que el respeto a los otros requiere aceptar sus formas de ser, y no criticar o cuestionar sus valores o prácticas, sino controlar las fronteras entre los grupos para minimizar los choques y conflictos.
La primera aproximación fomenta el miedo, la otra la indiferencia. Y ambas son corrosivas para la democracia. Lo que ninguna de estas posturas afronta es la cuestión del compromiso. El compromiso no nos pide ni despreciar a determinada gente como el Otro, aquellos con valores y prácticas inevitablemente perjudiciales para nosotros, ni ser indiferentes a esos valores y prácticas en nombre del “respeto”, sino reconocer que el respeto implica cuestionar los valores y creencias de otros.
El compromiso requiere un debate abierto y vigoroso sobre los valores a los que aspiramos, aceptando que ese debate será difícil, y a veces beligerante, pero también sabiendo que ese debate beligerante y difícil es una necesidad en cualquier sociedad que busca ser abierta y liberal. Y democrática. Porque para que la diversidad adopte la democracia, tenemos que ver la diversidad no como un medio para gestionar las diferencias, sino como la materia prima para el diálogo, el debate y el cuestionamiento. Para que la diversidad adopte la democracia, debemos ver la democracia no como una garantía para llegar a la respuesta “correcta”, sino como un proceso colectivo de evaluación de esa diferencia, aunque el resultado sea impredecible. La única manera de llegar a la respuesta correcta es persuadiendo a otros de que es correcta. Si esto es posible en una época en la que la tendencia es más resguardarse que abrirse es una pregunta clave que tenemos que responder”.
Malik, Kenan (2017). "Aferrarse a la diversidad, apropiarse de la democracia”. Revista Letras Libres.
a) Resuma con sus palabras el planteamiento central del auto
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bueno la erdad ns
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