¿La generación del 80 es un proceso neo-colonial?
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Respuesta:
ajo la denominación de la Generación del 80 se conoce a la élite gobernante de la República Argentina durante el crucial período de la República Conservadora que se extendió entre 1880 y 1916.
Procedente de familias aristocráticas de las provincias y de la capital, se nucleó primero en la Liga de Gobernadores y luego en el Partido Autonomista Nacional, fusión de las fuerzas dominantes en el período precedente, el Partido Autonomista de Adolfo Alsina y el Partido Nacional de Nicolás Avellaneda, que junto al Partido Nacionalista de Bartolomé Mitre eran las tres ramas en las que se había dividido el Partido Unitario. En 1880, lanzó la candidatura a la presidencia del general Julio Argentino Roca, que había dirigido la Conquista del Desierto un año antes, y que fue el artífice de la generación y del modelo de país que ésta representó.
Respuesta:
Generación del 80 fue la continuadora de las Presidencias históricas que supo aprovechar la conclusión de las crisis políticas y la superación de los avatares de la economía dominados por el tercer y último presidente de ese período, Nicolás Avellaneda.
Esta superación dio paso a que la sociedad fuera caracterizada por el optimismo y el convencimiento de un futuro generoso que esperaba a Argentina para los años venideros.
Los políticos de la Generación del 80 defendían posturas ppositivistas simbolizando su actuación con el lema de Auguste Comte, de Orden y progreso. Los dirigentes de esta generación creían ciegamente en el progreso, identificando tal concepto con el crecimiento económico y modernización; el orden era considerado una condición necesaria de tal progreso, ya que fijaba las condiciones de tranquilidad en las cuales debía encontrarse el pueblo para permitir la proyección del pprogreso. Con similar contenido, las dos presidencias de Julio Argentino Roca se fundaron en el lema "Paz y administración", que sintetiza el pensamiento liberal y conservador.
A lo largo de casi toda su existencia, los hombres de la Generación del 80 creyeron en un destino de progreso indefinido para su país y para la humanidad. Se esperaba ver un crecimiento del país en todos los aspectos, tanto económicos, como sociales, culturales y mmateriales En cierto sentido, no creyeron necesario hacer mucho más que crear las condiciones para ese crecimiento, ya que daban por sentado que el progreso respondía más bien a la naturaleza de las ccosa. El único período que cuestionó esa esperanza fue la crisis económica de 1890, pero el optimismo general retornó al poco tiempo.
Ideológicamente, esta generación se consideraba tributaria de la Generación del 37, a la cual habían pertenecido sus padres o abuelos —aunque muchos dirigentes eran descendientes de personajes destacados del Juan Manuel de Rosas— y sostenían como dogmas los principios enumerados por muchos de los miembros de esa generación; en particular, el de gobernar es poblar de Juan Bautista Alberdi, del cual heredaron solamente una parte de sus prejuicios culturales y raciales, el rechazo de las tradiciones retrógadas que nos subordinan al antiguo régimen de Esteban Echeverría y el enfrentamiento entre civilización y barbarie de Domingo Faustino Sarmiento.
Las ideas positivistas de esta generación estaban notablemente influidas por el pensamiento de Herbert Spencer, que adaptó los principios evolucionistas de Charles Darwin a las sociedades modernas.Así, de acuerdo al modelo sarmientino, gauchos e indios eran bárbaros, personas incultas incapaces de apreciar las ventajas de una vida social fundada sobre los principios liberales que garantizaban el camino hacia el progreso. Sostenían por ello la necesidad de eliminar la barbarie mediante el orden y afianzar la civilización, trayendo población europea para entrar en las vías del progreso. No encontraban contradicciones morales en la eliminación cultural y hasta física de la población nativa, ya que el destino de las razas y culturas europeas —consideradas más "aptas" para vivir en el mundo moderno— era prevalecer sobre ellas, y tarde o temprano desplazarían a las "menos aptas".
Enfrentaron las posiciones tradicionales de la Iglesia católica y bajo su impulso se trató de definir la separación entre la Iglesia y el Estado con la sanción de las leyes de Matrimonio Civil, Registro Civil y Educación Común, la última de las cuales estableció la enseñanza primaria pública, obligatoria, gratuita y laica. De todos modos, nunca se intentó seriamente separar completamente la Iglesia del Estado, sino solamente de minimizar la influencia institucional de la misma.