la formacion y la eliminacion de la materia fecal
Respuestas a la pregunta
De la boca hasta el recto, la comida tarda hasta 72 horas en nuestro cuerpo, pasando por dos maravillosas transformaciones elementales. La primera es mecánica: los dientes en la boca y los músculos en el estómago van triturando los pedazos de alimento hasta dejarlos de un tamaño mínimo.
Sólo para que te des una idea, el tamaño de los mini pedazos de comida que salen del estómago tienen el diámetro de un cabello humano. La otra transformación implica un proceso químico: los órganos como el estómago, el hígado y el páncreas liberan sustancias que digieren los azucares, las grasas y proteínas que componen a los alimentos.
Después de esta etapa, el intestino logra absorber los nutrientes necesarios para nuestro metabolismo, lanzando todo lo que es de provecho para el organismo al torrente sanguíneo. Lo que sobra de esta basura digestiva formará la maloliente sustancia semisólida que las personas acostumbran a columpiar en la taza de porcelana.
Si examináramos un pedazo de excremento bajo un microscopio, seguramente nos encontraríamos con bacterias de la flora intestinal, agua y sustancias que el organismo no logra absorber, como las fibras vegetales.
Precisamente por ser indigestibles, las fibras juegan un papel importante en la formación de las heces. Estas hacen que los residuos pasen más rápido a través del sistema digestivo, perdiendo menos agua en la absorción intestinal. Quien tiene una dieta pobre en fibra es más propenso a sufrir de constipación, o excremento duro.
Para no tener problemas en el trono, lo recomendable es consumir entre 25 y 35 gramos de fibra por día. Puedes conseguir estas cantidades si comes, por ejemplo, medio plato de cereal alto en fibras, cinco tomates o seis zanahorias a lo largo del día.