LA FILOSOFIA ES PRODUCTO URBANO
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Existe una ciudad física y una ciudad representada, nombrada e imaginada
individual y colectivamente. En el paso de una a otra se produce una
modificación porque en toda representación hay inevitablemente cierta
dosis de interpretación. En este documento me interesa abordar la
representación social de la ciudad mediante un estudio de la literatura
producida sobre esta cuestión, sintetizando y comparando las visiones de
autores de distintas disciplinas, para confrontar conceptos como ideología o
imaginario que tratan de la representación desde perspectivas diferentes.
Concluiré exponiendo la necesidad de una crítica de la representación
aplicada a la ciudad, una crítica que no excluye la aceptación del hecho de
la representación urbana como hecho necesario.
Palabras clave: ciudad, representación, filosofía, ideología, urbanismo
Explicación:
. Este ideal de representación con fines
sociales puede lograr efectos positivos: aumentar la autoestima de
los ciudadanos así como la circulación de signos culturales,
democráticos, dando lugar a profecías autocumplidas, sinergias,
ciclos de crecimiento, e incluso estimulando un urbanismo progresista
(con remodelación de barrios, plazas). Pero, según cómo se lleve a
cabo, también puede ser una representación fallida, limitada a
monumentos e hitos arquitectónicos surgidos de la corrupción, o a
recuperaciones del espacio público que propician la especulación y
que funcionan como escenificaciones de una ideología ciudadanista
(Delgado 2011) dedicada a ocultar las contradicciones sociales bajo
una apariencia externa de coexistencia pacífica en la heterogeneidad.
Finalmente, en un momento en que el marketing urbano como
instrumento político va ganando terreno, los ciudadanos empiezan a
formular reclamaciones que tienen que ver con la experiencia física
de la ciudad, con la contaminación, la falta de áreas verdes, el tráfico,
el encarecimiento de la vivienda. Y el relato sobre una ciudad hecha
de relatos encuentra resistencias legítimas que también hay que
tener en cuenta. Sería el momento de regresar a posturas teóricas y
prácticas que busquen nuevos equilibrios entre la ciudad física (y su
sostenibilidad) y la ciudad representada.