LA DICTADURA DEL RATING En otros tiempos, quizá más inocentes, quizá dueños de menores recursos pero todavía poseedores de una autenticidad que ahora parece legendaria, los programadores se arriesgaron a montar obras dramáticas, en el formato de telenovelas, donde se trabajaba con un guión, es decir una obra que desde el inicio contaba con un número indeterminado de capítulos, de la que se sabía el principio y el final y la que no era susceptible de cambios o alargamientos, ni manipulaciones posteriores. Gracias a eso nuestra memoria cuenta con obras magistrales, que podrían ser consideradas como clásicas, y que, si se repitieran hoy, volverían a conmovernos con sus búsquedas, sus hallazgos, sus catedrales de luz y sus palacios de sombras: “La mala hora”, “La tregua”, “Gracias por el fuego”, “El gallo de oro”: notables brújulas dramatúrgicas donde quedaban escritas sensibilidades, inquisiciones, exorcismos. En cada una de ellas habita un camino. Pero llegó el tiempo del rating, trayendo entre sus fauces hambrientas un apabullante mercantilismo, y detrás de él, armando otro negocio sin pudores, aparecieron las empresas encuestadoras: la televisión arribaba a un tiempo dictatorial, en el que, como un espectro no muy definible, un auditorio invisible señalaría las rutas de las telenovelas, apabullaría cualquier complejidad temática, torcería los rumbos de personajes e historias y violaría, de manera constante, la sensibilidad de autores, directores y actores. Desde entonces ya nadie habla de calidad, de fuerza dramática, de planteamiento temático. Nada impiorta que quien escriba haya estudiado con juicio a Shakespeare o a Brecht o a Stanislavsky: la única vara, el único termómetro son las encuestas, a las que, por otra parte, nadie fiscaliza. De manera que sus metodologías y esquemas son completamente desconocidos de la colectividad. Así aparece que en la actualidad el autor de toda obra de la “caja de las ilusiones” es un ambiguo espectador medio, peligroso y fatal, que no está dispuesto a realizar otra tarea que la deleznable y oscura de mantener, al precio que sea, un riguroso control de mala calidad. Guillermo Mito. Revista Credencial N° 117, agosto de 1996. a- Identifica elementos argumentativos: 1- ¿Cómo caracteriza el autor los tiempos anteriores a la época actual? 2- ¿Cuál es su tesis central? 3- ¿Qué razones expone para defenderla? 4- Expresa con tus palabras la conclusión 5- Identifica los ejemplos presentados b- Contextualiza y relaciona: 6- ¿Qué quiere decir la frase “notables brújulas dramatúrgicas”? 7- ¿Qué características tiene el tiempo del rating? 8- Completa el esquema con base en la estructura del texto anterior: Opinión central (tesis): ___________________________________________________ Argumentos de apoyo (desarrollo):_________________________________________ Conclusión: ___________________________________________________________
Respuestas a la pregunta
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19
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SE LA DIGO SI ME DA 5 VOTOS
Explicación:
E
jorarmero:
Sí
Contestado por
2
Respuesta:
también estoy igual que tu tengo esta tarea
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