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Respuestas a la pregunta
Consecuencias de la decadencia española
El expreso esfuerzo bélico tuvo un coste económico y humano incalculable. Las rentas procedentes de la exportación lanera y otros productos de la rica Castilla a Flandes, y la plata que venía de América, se dedicaban a pagar gastos de guerra olvidando cualquier inversión en España, pero no siempre eran suficientes o no llegaban a tiempo, y el rey recurrió a numerosos préstamos de banqueros alemanes y genoveses, lo que comprometió e hipotecó gravemente el futuro económico de sus reinos. Así, su hijo Felipe II tuvo que declarar la bancarrota tres veces a lo largo de su reinado, en 1557, 1575 y 1597.
De hecho, además de las deudas, Felipe había heredado las guerras de su padre, aunque no el título imperial, que pasó, junto con las posesiones alemanas y austriacas, a su tío Fernando (1555). El nuevo rey logró no sin dificultades apartar definitivamente a Francia de sus intereses en Italia (Paz de Cateau-Cambrésis, 1559) y frenar el avance de los otomanos en el Mediterráneo (batalla de Lepanto, 1571); Asimismo, como nieto de Juan III de Portugal, incorporó Portugal y sus colonias a España, (1580), con lo que el Imperio ultramarino español adquirió dimensiones colosales, aunque también iba a resultar aún más difícil de defender. Menos afortunado en la lucha contra los protestantes, no pudo impedir la secesión de las Provincias Unidas del norte de los Países Bajos, en 1579, apoyada por Inglaterra y los numerosos enemigos de la hegemonía española, ni tampoco contener la expansión marítima de Inglaterra que derrotó a la Armada Invencible en 1588, y mantenía piratería a su servicio. Estos últimos fracasos marcan el comienzo de la decadencia española, aunque su hegemonía en Europa todavía se mantuvo durante cierto tiempo. Pero la economía castellana, principal sostenedora de estos esfuerzos, estaba ya arruinada.