La compra del asno
Tomás de Iriarte
Había una vez un zorro muy astuto que era dueño de un asno. El zorro solía pasear a su asno
por la ciudad, mostrándolo hermosamente adornado. Entre todos los lujos que cargaba el burro
se podían ver las más hermosas sedas, collares dorados y un gran sombrero de terciopelo,
esponjoso y suave. Un día, un cerdo de la ciudad se acercó al zorro:
— ¡Qué hermoso asno llevas ahí! — le dijo el cerdo — ¿Has pensado en venderlo?
— Puedo venderte a mi asno — contestó el zorro —, pero es una compra que puede dejarte en
la calle. Como podrás ver, es un asno en excelentes condiciones.
El cerdo decidió comprar al asno y se encaminó a su hogar. Cuando llegó a su casa, se dedicó a
presumirles a sus vecinos su gran adquisición. Los vecinos se quedaron asombrados. Solamente
uno de ellos se mostró dudoso y dijo:
— ¡Qué interesante asno, vecino! Vamos a quitarle todas las telas para verlo mejor.
Cuando retiraron los adornos, la sorpresa para todos fue enorme. El asno tenía heridas en su
lomo, estaba descuidado e inclusive tenía un viejo tumor. El cerdo, arrepentido de su compra,
pensó: “Ahora me doy cuenta de que el asno soy yo”.
(Texto adaptado)
¿Qué refrán puede sustituir la moraleja de esta fábula?
A) Quitarle al rico y darle al pobre.
B) El hábito no hace al monje.
C) Lo que se siembra se cosecha.
D) El miedo no anda en burro.
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Respuesta:
la C
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