la biografia de julio jaramillo
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Nació en Guayaquil el 1 de octubre de 1935. Hijo de Juan Pantaleón Jaramillo Erazo, natural de Machachi, provincia del Pichincha, y de Apolonia Laurido Cáceres, guayaquileña. Huérfano de padre a temprana edad, creció en el barrio de las calles Brasil y Coronel, y desde muy pequeño mostró especiales condiciones para la música. Dotado de una voz privilegiada, al igual que su hermano Pepe, siendo adolescente obtuvo los primeros triunfos, cantando con su guitarra en concursos para aficionados en Radio Cóndor, Radio América y Radio Ortiz.Su primera grabación la realiza en 1952 con el respaldo del trío Los Soberanos en un gingle político solicitado por el líder del CFP, Dr. Carlos Guevara Moreno. En 1955, a dúo con Fresia Saavedra, graba el yaraví ''Pobre mi madre querida'', de Alberto Guillen Navarro y al otro lado del sencillo, el pasillo "Mi corazón", de Gonzalo Vera Santos, con el acompañamiento de Rosalino Quintero. Unos meses después grabó con su maestro Carlos Rubira Infante, el pasillo "Esposa", para el sello Ónix de J.D. Feraud Guzmán,Corría el año 1956, cuando Francisco Feraud Aroca le propuso grabar el vals "Fatalidad"de Laureano Martínez Smart, que en Colombia interpretaba con gran éxito nuestro afamado cantor Olimpo Cárdenas. Julio aceptó, con la condición de hacerlo en su propio estilo. El encargado de los arreglos fue Rosalino Quintero, quien intervino interpretando el requinto. Al otro lado se grabó el tema "Naufrago de amor" y desde el primer día que el disco salió a la venta fue un éxito rotundo, habiéndose vendido 6.000 ejemplares en la primera semana, lo que obligó a reimprimir millares de copias, urgentemente.
Así empezó el luminoso camino artístico del Ruiseñor de América, que al poco tiempo grabó una docena de discos para el sello Ónix, entre los que se popularizaron temas como: Hojas muertas, te odio y te quiero, Elsa, y Carnaval de la vida.Sin embargo fue el tema "Nuestro juramento", de la autoría del puertorriqueño Benito de Jesús, al que Rosalino Quintero modificó rítmicamente para convertirlo en bolero, el que más resonancia internacional lograría, catapultando la voz y la imagen de Julio Jaramillo a otros países, a donde el cantor salió en sus primeras giras. Los discos enviados a México por la empresa Feraud, motivaron el interés de la firma Peerles, que de inmediato estableció contactos para grabar con J.J., quien, por entonces, había debutado en Colombia, Perú y Chile. Mas adelante lo haría en Argentina y Uruguay, donde sus discos le habían precedido, levantando una ola de admiración, especialmente entre el elemento femenino, que al llegar a la capital Uruguaya lo bautizó como "Mister juramento”.A mediados de los años sesenta, Julio había alcanzado la cúspide del éxito en su propio país, pero asuntos personales lo impulsaron a alejarse de la patria de origen para radicarse alternadamente, en Colombia, Venezuela y México, desde donde proseguía sus giras por distintos países de centro, sur América y los EE.UU, siendo constantemente aclamado por los públicos más diversos y por la crítica de farándula.JJ. interpretaba con solvencia valses, pasillos, corridos, Rancheras, boleros, tangos, joropos, etc. Gracias a su extraordinaria memoria, podía escuchar una melodía y al instante retenerla para grabarla sin problemas, por lo que quienes trabajaron con él, aseguran que le era posible grabar un long play completo en una sola jornada.Durante esos años de auto exilio, la firma J.D. Feraud Guzmán, sacaba al mercado los discos de todos sus éxitos en el exterior, los mismos que Armando Romero Rodas se encargaba de difundir a través de las ondas de Radio Cristal, donde el sintonizado programa "La hora J.J.", inicialmente de sesenta minutos, se había extendido por pedido del público a dos horas, manteniendo latente el recuerdo y la voz del ídolo popular.A mediados de 1976 vivía en Medellín, cuando recibió la invitación de la empresa J.D. Feraud Guzmán, que cumplía sesenta anos y quería que su cantante de mayor prestigio estuviese presente en los actos de conmemoración. Con este motivo retorno a su ciudad natal, donde el júbilo del pueblo lo envolvió en una atmósfera de admiración y cariño, haciéndolo sentir la emoción del reencuentro y el deseo de no partir jamás.
En Guayaquil volvió a ser "el muchacho de barrio", sencillo, amistoso, bohemio, generoso y alegre. Creó un programa de televisión, del cual fue conductor en Canal 4; efectuó innumerables presentaciones y grabó nuevas canciones. Pero los excesos de una vida sin control habían hecho mella en su organismo, que aí cabo de un tiempo empezó a mostrar signos de deterioro.
Aqui esta eso
El día nueve de febrero de 1978 a las 23hl2 cuando "el cantor del amor", aún no había cumplido 43 años de edad, su corazón dejó de latir. Junto a su recuerdo quedan cerca de cinco mil canciones grabadas, y una estela de admiradores para quienes Julio Jaramillo jamás estará muerto.
Así empezó el luminoso camino artístico del Ruiseñor de América, que al poco tiempo grabó una docena de discos para el sello Ónix, entre los que se popularizaron temas como: Hojas muertas, te odio y te quiero, Elsa, y Carnaval de la vida.Sin embargo fue el tema "Nuestro juramento", de la autoría del puertorriqueño Benito de Jesús, al que Rosalino Quintero modificó rítmicamente para convertirlo en bolero, el que más resonancia internacional lograría, catapultando la voz y la imagen de Julio Jaramillo a otros países, a donde el cantor salió en sus primeras giras. Los discos enviados a México por la empresa Feraud, motivaron el interés de la firma Peerles, que de inmediato estableció contactos para grabar con J.J., quien, por entonces, había debutado en Colombia, Perú y Chile. Mas adelante lo haría en Argentina y Uruguay, donde sus discos le habían precedido, levantando una ola de admiración, especialmente entre el elemento femenino, que al llegar a la capital Uruguaya lo bautizó como "Mister juramento”.A mediados de los años sesenta, Julio había alcanzado la cúspide del éxito en su propio país, pero asuntos personales lo impulsaron a alejarse de la patria de origen para radicarse alternadamente, en Colombia, Venezuela y México, desde donde proseguía sus giras por distintos países de centro, sur América y los EE.UU, siendo constantemente aclamado por los públicos más diversos y por la crítica de farándula.JJ. interpretaba con solvencia valses, pasillos, corridos, Rancheras, boleros, tangos, joropos, etc. Gracias a su extraordinaria memoria, podía escuchar una melodía y al instante retenerla para grabarla sin problemas, por lo que quienes trabajaron con él, aseguran que le era posible grabar un long play completo en una sola jornada.Durante esos años de auto exilio, la firma J.D. Feraud Guzmán, sacaba al mercado los discos de todos sus éxitos en el exterior, los mismos que Armando Romero Rodas se encargaba de difundir a través de las ondas de Radio Cristal, donde el sintonizado programa "La hora J.J.", inicialmente de sesenta minutos, se había extendido por pedido del público a dos horas, manteniendo latente el recuerdo y la voz del ídolo popular.A mediados de 1976 vivía en Medellín, cuando recibió la invitación de la empresa J.D. Feraud Guzmán, que cumplía sesenta anos y quería que su cantante de mayor prestigio estuviese presente en los actos de conmemoración. Con este motivo retorno a su ciudad natal, donde el júbilo del pueblo lo envolvió en una atmósfera de admiración y cariño, haciéndolo sentir la emoción del reencuentro y el deseo de no partir jamás.
En Guayaquil volvió a ser "el muchacho de barrio", sencillo, amistoso, bohemio, generoso y alegre. Creó un programa de televisión, del cual fue conductor en Canal 4; efectuó innumerables presentaciones y grabó nuevas canciones. Pero los excesos de una vida sin control habían hecho mella en su organismo, que aí cabo de un tiempo empezó a mostrar signos de deterioro.
Aqui esta eso
El día nueve de febrero de 1978 a las 23hl2 cuando "el cantor del amor", aún no había cumplido 43 años de edad, su corazón dejó de latir. Junto a su recuerdo quedan cerca de cinco mil canciones grabadas, y una estela de admiradores para quienes Julio Jaramillo jamás estará muerto.
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