Castellano, pregunta formulada por MarySaotome17, hace 2 meses



La asamblea de las herramientas.



Había un martillo, un tornillo y un trozo de papel de lija que decidieron

organizar una reunión para discutir algunos problemas que habían

surgido entre ellos. Las tres herramientas, que eran amigas, solían tener

peleas a menudo, las discusiones cada vez eran más fuertes, por lo

que era urgente acabar con las disputas.

A pesar de su buena disposición inicial pronto surgió un problema:

chocaban tanto que ni siquiera eran capaces de acordar quién tendría el

honor de dirigir el debate.

En un principio el tornillo y la lija pensaron que el mejor candidato era el

martillo.

– Mira, pensándolo bien, martillo, no debes ser tú, el que dirija la

asamblea ¡Eres demasiado ruidoso, siempre golpeándolo todo! Lo siento,

pero no serás el elegido.

¡El martillo se enfadó muchísimo porque se sentía perfectamente

capacitado para el puesto de moderador!

Rabioso, contestó:

– Con que esas tenemos ¿eh? Pues si yo no puedo, tornillo miserable, tú

tampoco ¡Eres un inepto y sólo sirves para girar y girar sobre ti mismo

como un tonto!

¡Al tornillo le pareció fatal lo que dijo el martillo! Se sintió tan

menospreciado que, por unos segundos, el metal de su cuerpo se calentó

y se volvió de color rojo.

A la lija le pareció una situación muy cómica y le dio un ataque de risa, lo

cual hizo enfadar a los demás.

El tornillo, muy irritado, dijo:

– ¿Y tú de qué te ríes, estúpida lija? ¡Ni en sueños pienses que tú serás

la presidenta de la asamblea! Eres muy áspera y acercarse a ti es muy

desagradable porque raspas ¡No te mereces un cargo tan importante y

me niego a darte el voto!

El martillo estuvo de acuerdo y le dio la razón.

¡La cosa se estaba poniendo muy pero que muy fea y estaba a punto de explotar!


Por suerte, algo inesperado sucedió: en ese momento. ¡entró el

carpintero!

Al notar su presencia, las tres herramientas enmudecieron y se quedaron

quietas. Desde sus puestos observaron cómo, ajeno a la disputa,

colocaba sobre el suelo varios trozos de madera y se ponía a fabricar una

hermosa mesa.

Como es natural, el hombre necesitó utilizar diferentes utensilios para

realizar el trabajo: el martillo para golpear los clavos que unen las

diferentes partes, el tornillo hacer agujeros y el trozo de lija para quitar las

rugosidades de la madera y dejarla lustrosa.

La mesa quedó fantástica, y al caer la noche, el carpintero se fue a

dormir. En cuanto reinó el silencio en la carpintería, las tres herramientas

se juntaron para charlar, pero esta vez con tranquilidad y una actitud

mucho más positiva.

El martillo fue el primero en alzar la voz.

– Amigos, estoy avergonzado por lo que sucedió esta mañana. Nos

hemos dicho cosas horribles que no son ciertas.

El tornillo también se sentía mal y le dio la razón.

– Es cierto… Hemos discutido echándonos en cara nuestros defectos,

cuando en realidad todos tenemos virtudes que merecen la pena.

La lija también estuvo de acuerdo.

– Si, chicos, los tres valemos mucho y los tres somos imprescindibles en

esta carpintería ¡Mirad qué mesa tan chula hemos construido entre todos!

Tras esta reflexión, se dieron un fuerte abrazo de amistad. Formaban un

gran equipo y jamás volvieron a tener problemas entre ellos.





Una moraleja y una reflexión sobre la lectura es para mañana:(​

Respuestas a la pregunta

Contestado por KAYSERYTBS
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Respuesta:

esta buena esa moraleja

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