la aceleración puede ser una solución mejor para cubrir una necesidad real
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Además, las necesidades serían recurrentes, es decir, se satisfacen cada vez, pero vuelven al poco tiempo a presentarse insatisfechas, porque se las concibe como carencias o vacíos que están permanentemente llenándose, o sea, satisfaciéndose, y volviendo luego a vaciarse, y por lo tanto estarían constantemente demandando los bienes y servicios que los llenan o completan en el momento, pero que luego -cuando el bien o servicio termina de prestar su utilidad-, vuelven a presentarse insatisfechas.
Junto con ser recurrentes, se piensa que las necesidades son crecientes. Los seres humanos, una vez que satisfacemos ciertas necesidades, queremos siempre satisfacer otras, nuevas, más amplias y más sofisticadas necesidades. Y estamos siempre de alguna manera en un grado de insatisfacción. Los seres humanos satisfacen en determinado momento unas necesidades, y después quieren más. No somos como los animales que se mantienen en un estado estacionario de necesidades, sino que vamos ampliando, multiplicando, diversificando, sofisticando nuestras necesidades. Puede decirse en tal sentido, que los seres humanos seríamos insaciables.
Las necesidades -así entendidas- se satisfacen con productos y servicios. Las necesidades son esas carencias o vacíos que encuentran apagamiento o satisfacción a través de bienes y servicios que los llenan cuando son consumidos por cada individuo. Por lo tanto, hay una suerte de correspondencia biunívoca entre necesidades y productos y servicios. A cada necesidad corresponde un producto y servicio o una gama de productos y servicios entre los cuales cada individuo puede optar. Y a cada producto y servicio corresponde una necesidad, puesto que cada producto o servicio está hecho y predispuesto en función de satisfacer necesidades determinadas. Como las necesidades van expandiéndose, multiplicándose y diversificándose, también la economía va multiplicando y diversificando los productos y servicios que ofrece. Y están surgiendo constantemente en la economía más bienes y más servicios para satisfacer más necesidades y más deseos que aparecen en las personas. Los vacíos, las carencias que experimentan los individuos en este proceso, cada vez que se llenan vuelven a presentarse luego como vacíos más grandes, por lo que se requieren recurrentemente más bienes y servicios para llenarlos. Seríamos, pues, insaciables.
Otra muy distinta concepción de las necesidades que es también parte de la civilización y economía modernas, y que también se formula en dependencia del cientismo positivista -aunque se presenta como opuesta o diametralmente distinta a la concepción liberal -, es la que corresponde al enfoque de la planificación centralizada y de la organización económica estatista. La concepción del hombre subyacente es aquella postulada ini-cialmente por Ludwig Feuerbach y desarrollada por Marx y Engels en el denominado materialismo histórico, según la cual la "naturaleza humana" no tiene nada que se parezca a una esencia constitutiva presente en cada persona, sino que se identifica directamente con la especie humana, o con la sociedad entendida como especie natural. La "naturaleza humana" sería nada más que el conjunto de las relaciones sociales, históricamente determinadas.
Esta concepción del hombre y de sus necesidades también las concibe como carencias, como vacíos recurrentes que se satisfacen con productos. Pero se diferencia de la anteriormente expuesta, en que hace una neta distinción entre las que serían las verdaderas necesidades humanas -aquellas propias de la especie-, y los que serían solamente deseos, aspiraciones y caprichos individuales. Las verdaderas necesidades serían claramente identificables y prácticamente iguales para todos. Son necesidades comunes a todos los nombres: todos tenemos más o menos las mismas necesidades de alimentarnos, vestirnos, habitar una vivienda, adquirir conocimientos indispensables, disponer de cuidados de salud, etc. Por lo tanto cada sociedad puede definir sus necesidades como colectivo; es la sociedad la que puede determinar las necesidades que en cada momento tiene y debe satisfacer. No le corresponde a cada individuo determinar sus necesidades, porque cada individuo es parte de una colectividad, y cuando se separa de la colectividad y actúa como individuo, expresa sus caprichos y deseos individualistas que lo ponen en contra del bien colectivo, separándolo de la especie humana o sociedad.
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