Juan: 14, 16 - 20 ¿Que nos enseñó Jesús?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Jesucristo predicó la paz, el amor y la bondad de sus seguidores, que la paz, amor y la bondad siempre rebose en nuestro corazones. En pocas palabras Dios nos dice que así como el alimenta las aves nos alimentara a nosotros, porque mayor es nuestro valor delante de el.
En los capítulos de Juan del 14 al 16, encontramos a Jesús, poco antes de su detención por los judíos, dando instrucciones de última hora y consuelo a sus discípulos. Él ya no iba a estar con ellos. Ellos, en efecto, le verían otra vez después de su resurrección, pero sólo temporalmente, hasta la ascensión a su Padre. El hecho de que Jesús fuera al Padre significaría que ellos se quedarían solos… excepto si Él enviaba un reemplazo, otro que lo sustituyera. Exceptuando que Él vendría a ellos en “otra forma”, por decirlo así. ¡Y como veremos, esto es exactamente lo que pasó! ¡Jesús, aunque ya no esté presente físicamente, está presente mucho más que antes! ¿Cómo? Mediante el Consolador, el Espíritu Santo; este consolador realmente sustituye a Jesús, haciendo lo que Él haría si estuviera físicamente presente con cada uno de sus discípulos. Al hablar de discípulos, no me refiero aquí sólo a los discípulos que estuvieron presentes esa noche en el jardín de Getsemaní. ¡Más que a ellos me refiero a nosotros! Ninguno de nosotros ha conocido a Jesús en persona, en carne y hueso, como le conocieron los discípulos. Sin embargo, gracias al Consolador, el Espíritu Santo, no estamos abandonados sin Él. Juan 14:15-18 nos dice:
Juan 14:15-18
“Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.”
Aquí, Jesucristo habla sobre el Espíritu Santo y lo describe como otro consolador. Aunque Jesús se marchaba, Él realmente no los dejaba solos. Él enviaría a OTRO consolador, es decir, a alguien que lo sustituiría, alguien que haría todo lo que Él hacía cuando estaba con ellos, pudiéramos hablar de un reemplazo por su ausencia física. Aunque Él ya no estaría presente físicamente con ellos, estaría presente espiritualmente, mediante el Consolador. En otras palabras, tener el Espíritu Santo es absolutamente como tener a Jesús. Y el Espíritu Santo hace para aquellos que siguen a Jesús lo que Jesús hizo para sus discípulos cuando Él estuvo presente físicamente, es decir, los enseña, los guía, los reprende, los consuela. Por eso es llamado OTRO consolador. El primer consolador era Jesús en su presencia física. Sólo unos días después de la ascensión de Jesús, el Espíritu Santo, el segundo consolador, “otro consolador”, el sustituto de Jesús, el primer consolador, vino. Como Barnes dice en su comentario:
“Jesús había sido para ellos un consejero, un guía, un amigo, mientras él estaba con ellos. Él los había instruido, había cargado con sus prejuicios e ignorancia, y les había dado consuelo en tiempos de desaliento. Pero Él estaba a punto de abandonarlos ahora. Debía ser dado el otro Consolador como una compensación por su ausencia, o para realizar las funciones que Él habría hecho si hubiera permanecido personalmente con ellos. Y de esto podemos aprender, en parte, lo que es la función del Espíritu. Su función es la de proveer a todos los cristianos la instrucción y consuelo que daría la presencia personal de Jesús..” (Albert Barnes' Notes on the Bible)
Por lo tanto, querido hermano y hermana en Cristo: no estamos abandonados. Jesús no está en algún sitio lejos de nosotros. Él está muy cerca de nosotros. ¡Jesús, mediante el Consolador, está en nosotros! Como nos dice en Colosenses 1:26-27:
“el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a Sus santos. A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria.”