Jorge Volpi afirma que la ficción nos ayuda a sobrevivir ¿por qué?
Respuestas a la pregunta
La ficción nos permite reconoceros en otros ambientes, saber mejor quiénes somos, saber cómo son los demás y tener acceso a la identidad ajena, algo que no podemos hacer en la vida real.
¿La vida cotidiana es una ficción?
En parte es una ficción. El cerebro trata la realidad de la ficción de manera equivalente. El ser humano podría llamarse "homo ficticius" porque somos la única especie capaz de producir ficciones.
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¿Somos, entonces, rehenes de la ficción?
Todo el tiempo estamos completando la realidad con la ficción. A cada momento, el cerebro trata de imaginar escenarios sobre qué puede pasar después y así reaccionar en consecuencia. Es una máquina de futuro, tratando de adelantarse a lo que se viene.
¿Qué papel juega la lectura de novelas?
Nos permite situarnos en otros ambientes y probarnos de otras maneras.
¿Qué utilidad se puede sacar de esto?
Se le puede ver una utilidad de cara al crecimiento personal, pero sobre todo es una utilidad como especie. Reproducirnos a través de la ficción nos permite conocernos mejor, pero sobre todo imaginar si los otros van a cooperar con nosotros o si nos van a traicionar o atacar y de ahí garantizar la supervivencia en escenarios distintos, de formas diferentes, y aprendiendo de la experiencia pasada. Evolucionamos, en definitiva.
¿Algo así como ensanchar la idea de nosotros mismos?
Exacto. Estamos condenados a tener una sola conciencia.
La única manera de vivir otras es a través de la ficción, a través de la empatía, de la mímesis.
¿Cómo conseguir esa mímesis y esa empatía?
Están ahí todo el tiempo, es un proceso natural. El lector no busca reproducir un determinado patrón, no es una decisión consciente, el cerebro lo hace. Esto no puede ocurrir en géneros como la poesía no narrativa porque no hay una identificación con el personaje.
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¿Es en ese momento cuando se activan las neuronas espejo?
Naturalmente. Cuando se ve, se escucha o se lee la historia de cualquier otra persona en movimiento.
¿Cuánto tiempo permanecen en nuestra memoria las secuelas de las ideas de la narración?
Depende de qué tipo de ficción tengamos. Algunas son casi inocuas, podemos verla, la vivimos mientras la vemos, salimos del cine o terminamos el libro y no volvemos a acordarnos de nada porque no son significativas o al menos eso creemos. Otras, perturban y hacen que pasemos pensando toda la noche o toda la vida.
¿Eso depende de nuestra experiencia personal o de la fuerza de la obra?
De las dos cosas. A veces un libro insulso para una persona puede ser determinante para otra.
¿De ahí la teoría darwiniana de la ficción?
Las ficciones más aptas sobreviven porque las leen muchas personas y las menos aptas se extinguen porque a nadie le interesan.
¿El cerebro se comporta igual ante una novela y ante la vida real?
Sí. El cerebro no distingue las imágenes de la ficción o de la realidad. Esto es fácil comprobarlo. En este momento, no están presentes ni Ana Karenina (personaje de León Tolstoi) ni mi tía, pero las dos están de alguna manera en mi mente que puede pensar en una u otra de maneras equivalentes.
¿El yo es una invención del cerebro?
El yo es un conjunto de ideas complejas capaces de verse a sí mismas, no una estructura física. Esa sensación de contemplarse a sí mismo es lo que se llama conciencia.
¿A la hora de interpretar el mundo qué diferencias existen entre quienes leen novelas y quienes no lo hacen?
Leer ficción no nos hace mejores, pero es una manera de ampliar nuestra idea de lo humano, de su riqueza y variedad; de hacernos aprender que lo humano no se reduce a uno mismo y al entorno íntimo, sino que hay muchas más posibilidades. Uno puede vivirlas y arriesgarse a ellas y, al mismo tiempo, conocer otras experiencias y, por lo tanto, tener mayor capacidad de comportarse en el mundo. Eso tampoco quiere decir que uno no pueda sobrevivir sin leer ficción.
¿Qué características debe tener la escritura de un autor para que esa obra perdure en la memoria de quien la lee?
No es fácil decirlo. Como punto de partida habría que saber que no basta con la mera imitación de modelos pasados, sino que hay que intentar mutarlos, variarlos un poco, de tal manera que puedan conseguir que nos sigamos preguntando cosas. Evitando así que el lector se deje llevar solo por la inercia sabiendo lo que va a pasar. Ocurre con las películas de Hollywood, el cerebro ha visto tantas iguales que todo es previsible así que se acomoda y se deja llevar sin ninguna sorpresa, inquietud o desaliento. Las que nos perturban son las que realmente nos sacuden.
¿Y a usted qué obras le han sacudido?
Esas que representan un desafío como Guerra y paz (Tolstoi), Crimen y castigo