Jesús presenta su proyecto del Reino de Dios en que lugar
Respuestas a la pregunta
Para creer en las palabras de Jesús y ser capaces de ponerlas en práctica es necesario tener un corazón de pobre. Pobre es aquel que reconoce sus debilidades y pecados para acercarse a Dios con un corazón abatido y contrito para confesar sus culpas y recibir la misericordia del Señor. Pobre es aquel que nada tiene, por eso puede poner su confianza en Dios y amar desde su pobreza al compartir sus bienes porque no se considera amo y señor, sino siervo y administrador de la multiforme gracia de Dios. Recordando las palabras del Obispo Dom Cámara decimos: nadie es tan suficientemente rico que no necesite de los demás y nadie es tan suficientemente pobre que no tenga algo para compartir con otros.
“Si yo expulso a los demonios por el “dedo de Dios” significa que el Reino ha llegado a Ustedes”[2]. Demonio se entiende como toda realidad que impide que la persona se realice como lo que es, y, también lo que impide que el Reino crezca en el corazón de los hombres y de las culturas. La liberación acontece, cuando, por el poder del Espíritu Santo, nos hacemos humildes, pobres, reconocemos que todo lo bueno que poseemos es un don de Dios para compartirlo con los necesitados[3].Solo a la luz de lo anterior podemos comenzar a ver y experimentar los frutos de la acción del Espíritu que nos lleva a los terrenos de la Responsabilidad y de la Libertad para ver los frutos de la Nueva vida:
Una de las manifestaciones claras de la presencia del Reino es el desprendimiento y desapego de lo que se consideraba valioso para el compartirlo. El compartir es el primero de los valores del Reino que estamos llamados a cultivar. Es la señal que se ha pasado de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad[4].
· Otra manifestación es la dignidad humana compartida por todos los seres humanos. La luz del Reino nos da una mirada para ver a los otros como iguales en dignidad. La dignidad en cada persona es un valor intrínseco cimentado en la razón y en la voluntad, dos valores recibidos de Dios y que son la expresión de que cada ser humano es una manifestación del Amor de Dios.
· Una de las manifestaciones más claras del Reino es la solidaridad humana. Solidario es el hombre que se mete en los zapatos del otro, del pobre, del necesitado; hace propio el sufrimiento y el dolor de los demás, a quienes ve como hermanos.
· Otra manifestación es la humildad que se manifiesta en la donación, la entrega y en el servicio[5]. Sólo los humildes sirven con entusiasmo, fortaleza y amor.
· La sencillez de vida que nos impide complicar la vida a los demás y que nos lleva a la transparencia que nos arrebata la máscara de la hipocresía para llevarnos a ser hombres sinceros, honestos e íntegros.
Para Jesús el Reino de Dios es Buena Noticia, especialmente, para los pobres. Hablar del Reino es hablar del amor, la paz y la justicia. Justicia a Dios y justicia a los hombres. Hacemos justicia a Dios cuando guardamos sus Mandamientos que no tienen otro sentido que el amor y el servicio a los hombres, pero, también hacemos justicia a Dios cuando elegimos el camino que Él nos propone. Este camino es Jesucristo: Camino, Verdad y Vida. Le hacemos justicia a Jesucristo cuando elegimos el camino que nos propone: El Amor, que es dar vida, es entregarse, es donarse a los otros para que vivan con dignidad. Le hacemos justicia a los demás cuando los reconocemos, aceptamos y respetamos como personas llega a ser “justicia económica”, llega a tocar los bolsillos para compartir con los más necesitados. Les ayudamos a remover los obstáculos que impiden su realización personal y ponemos los medios que te poseemos a su disposición.
Cuando Jesús dice que ya llega el Reino de Dios quiere decir que por fin se va a implantar la situación anhelada por los marginados y despreciados de este mundo: por fin se va a realizar la justicia según Dios para los desheredados, los oprimidos, los débiles los indefensos, los pequeños, los pobres (Mt 5, 19; Mc. 10, 14; Lc. 6, 20). Cuando Jesús dice que el Reino de Dios que se acerca es sobre todo para los pecadores y no para los justos, se convierte en causa de escándalo (Mt. 6, 11), no está excluyendo a los justos, sino que éstos, están llamados a perder terreno, a dejar de creerse buenos y mejores que los demás; dejar su soberbia y hacerse humildes para reconocerse pecadores como el publicano del Evangelio y llegar a ser como niños; haciéndose así candidatos para que en ellos se manifieste el poder redentor del Cristo de Dios por el camino del “Nuevo Nacimiento”, del cual le habla Jesús a Nicodemo (Jn 3, 1- 5).