Filosofía, pregunta formulada por jennifer9lpz, hace 2 meses

Investigue qué es la Cultura de Paz, y realice un corto escrito en el que explicará la relación que existe entre ese concepto, la ciudadanía, la deliberación y la actoría social.

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Contestado por Usuario anónimo
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La democracia deliberativa es una concepción de la política que describe la manera en deben conducirse los agentes políticos y las instituciones para alcanzar determinados ideales políticos. Así como hay modelos de la democracia que enfatizan los aspectos directos, participativos, liberales o republicanos de la democracia (Held, 2006), así habría también un modelo deliberativo que le da centralidad al debate y a la justificación públicos. Cuando se habla del modelo deliberativo de la democracia, sin embargo, se alude más a una perspectiva normativa de la política que a un sistema teórico del que se obtiene un conjunto de prescripciones o predicciones claras y unívocas (Morton, 1999).

Una de ellas surge de las interpretaciones que se pueden dar a la propia noción de "democracia deliberativa" (Mansbridge, 2007). Esta noción sugiere que el modelo deliberativo puede traducirse a un sistema político o de gobierno. Sin embargo, hay algo equívoco en este planteamiento. La "democracia deliberativa" puede pasar por un régimen distintivo si se hace abstracción de la política empírica y se pone especial atención a un conjunto de situaciones y procedimientos ideales. En el plano de la teoría normativa no es difícil imaginar a un grupo de individuos que adoptan decisiones colectivas empleando argumentos razonados (Cohen, 1997; Habermas, 1998; Rawls, 1971). Este ejercicio metodológico puede servir para analizar en abstracto los componentes normativos de la deliberación política, pero pasa por alto un hecho trivial: que la deliberación no es más que un mecanismo de coordinación y decisión políticas entre otros. Por lo tanto, si se quiere construir una "democracia deliberativa" capaz de sortear las prosaicas vicisitudes de la política, es indispensable reconocer que la deliberación es un procedimiento de decisión colectiva como la votación o la negociación (Elster, 2001:18), y que la relación entre estos mecanismos no tiene que ser agonística, sino que puede ser complementaria (Mansbridge et al., 2009: 65). Esto implica que la "democracia deliberativa" tiene que enmarcarse en una teoría de la democracia más general. La diferencia es sutil, pero fundamental: un régimen político puede tener atributos deliberativos, pero no puede ser solamente deliberativo.

Asumir que la deliberación y la democracia están unidas por una relación de necesidad y/o suficiencia es incurrir en un problema de consistencia lógica (Christiano, 1997). De ser válido el principio de necesidad, la deliberación tendría que ir ligada con el concepto de democracia de tal manera que no se podría calificar como democrático ningún régimen, proceso o fenómeno que careciera del atributo deliberativo, aunque hubiera sufragio universal, libertades civiles y competencia política. Muchos regímenes políticos actuales no podrían ser considerados democráticos, aunque lo sean, a menos que emplearan de forma irrestricta la deliberación para adoptar leyes y decisiones públicas. De manera simétrica, si rigiera el principio de suficiencia, bastaría con que estuviera presente la deliberación para que cualquier fenómeno pudiera ser considerado como democrático, aunque la participación estuviera restringida o la competencia electoral fuera limitada. Las mismas inconsistencias están presentes en el carácter democrático de la deliberación: sólo sería una "auténtica" deliberación aquella que fuera "democrática"; esto es, que contara con la participación de todos los que están implicados en el tema en cuestión. Esto supondría que no podría considerarse deliberación el intercambio dialógico que tiene lugar en comisiones legislativas, en comités de expertos o en las instancias de carácter colegiado que se encuentran en numerosas agencias estatales.

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