investigemos sobre los mitos y leyendas mas comunes en nuestro pais,segun la creencia popular y la creencia guarani
Respuestas a la pregunta
Teogonía y cosmogonía guaraní
Los guaraníes creían que al principio de los tiempos existía el caos, formado por la neblina primigenia (Tatachiná) y los vientos originarios. Ñamandú se crea a sí mismo en medio del dicho caos, conocido también Ñanderuvusú, Ñanderuguasú, Nuestro Gran Padre o Ñanderu pa-patenondé (Nuestro Gran Padre último-primero).1
El proceso de auto creación de Ñamandú sigue un proceso por etapas y lo hace a la manera de un vegetal: se afirma sobre sus Raíces (las divinas plantas de los pies), extiende sus Ramas (brazos con manos florecidas-dedos y uñas), construye su Copa (diadema de flores y plumas- Yeguaka) y se yergue como árbol, en postura de elevación celestial. Una vez autocreado, el corazón de Ñamandú comienza a resplandecer. Con dicha luz elimina las tinieblas primigenias y concibe la Palabra Creadora (Ayvú) que posteriormente será legada a los humanos para que estos desarrollen el lenguaje.
Concluida la creación de su cuerpo, Ñamandú crea a los otros dioses principales que le ayudarán en su pesada tarea: Ñanderú py'a guasú (Nuestro Padre de Corazón Grande), Karaí (dueño de la llama y del fuego solar), Yakairá o Yarairá (dueño de la bruma, de la neblina y del humo de la pipa que inspira a los chamanes) y Tupã (dueño de las aguas, de las lluvias y del trueno).
Los compañeros de Ñamandú, con sus respectivas esposas, fueron creados sin ombligos, por no ser engendrados por ninguna mujer. Además les impartió conciencia de su divinidad y la esencia sagrada del Ayvú. Los cuatro compañeros procedieron entonces a la creación de la primera tierra. Ñamandú cruzó dos varas indestructibles y sobre ella asentó la tierra. Para asegurar que los vientos originarios no la movieran, la sostuvo con cinco palmeras sagradas (pindó): una en el centro y las otras cuatro en cada extremo. Una hacia la morada de Karaí (al Poniente), la segunda hacia el origen de los vientos nuevos (al Norte), la tercera hacia la morada de Tupã (al Oriente) y la cuarta hacia el origen del tiempo-espacio primigenio (al Sur, desde donde vienen los vientos originarios fríos). El firmamento descansa sobre esas columnas.
Junto a esta tierra, llamada Yvy Tenondé (Tierra Primera) se crea también el mar, el día y la noche. Comienzan a poblarla los primeros animales (siendo la primera mbói, la serpiente) y comienzan a crecer las primeras plantas. Aparecen luego los hombres, que conviven con los dioses.
Los hombres, animales y plantas que habitan este mundo no son sino un mero reflejo de aquellos creados originariamente por Ñamandú. En su Morada Eterna, también conocida como Yvága (una especie de paraíso) se encuentran los originales.
Ciclo de los dos Hermanos
Ñamandú se encuentra con Ñanderú Mba'ekuaá (Nuestro Padre Sabio) y le propone buscar a la mujer. Para ello crean una vasija de barro y la tapan. Al destaparla, aparece Ñandesý (Nuestra Madre).
Ñandesý copula con ambos dioses y engendra un hijo de cada uno. Al enterarse Ñamandú del "adulterio" de su mujer, recoge sus cosas y se marcha a su morada celestial. La abandonada Ñandesý sale en la búsqueda de su marido, pero en el camino se pierde y es devorada por unos yaguaretés antes de que nacieran sus hijos. Sin embargo estos, por ser divinos, sobreviven y son criados por la abuela de los yaguaretés.
Los mellizos se llaman Ñanderyke'y (hermano mayor), hijo de Ñamandú; y Tyvra'i (hermano menor), hijo de Ñanderú Mba'ekuaá.
Luego de una larga sucesión de aventuras y desventuras, intentos y fracasos, un continuo recomenzar en los que Añá (tío de los mellizos y enemigo de estos) intenta ponerle las cosas difíciles, los dos hermanos logran reunirse con Ñamandú en la morada eterna. Allí también se encontraba su madre, Ñandesy, que había sido revivida por su esposo.
Una vez allí, Ñamandú les otorga poderes divinos y el manejo del día a Ñanderyke'y, que cambia su nombre a Ñanderú Kuarahy (Nuestro Padre el Sol) y el control de la noche a Tyvra'i, que pasa a llamarse Ñanderú Jasy (Nuestro Padre la Luna).
Ciclo del Diluvio
Abarca la destrucción de la Primera Tierra y la creación de la Segunda Tierra. En la primera tierra, llamada Yvytenondé, los hombres convivían con los dioses, no había enfermedades y no faltaba nunca el alimento. Sin embargo, uno de los hombres, llamado Yeupié, transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Los dioses castigaron este acto con un diluvio (Mba'e-meguá guasú) que destruyó esta primera tierra y se marcharon a vivir a una morada celestial.
Ñamandú decide crear entonces una segunda tierra "imperfecta", y solicita la ayuda de Yakairá quién esparce la bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existe la enfermedad, los dolores y los sufrimientos. Los hombres que habitan esta nueva tierra, llamada Yvy Pyahú (Tierra Nueva) buscarán por siempre retornar a aquella primera tierra: Yvymara'eỹ (Tierra Sin Mal).