investigar y valorar la importancia de la convivencia familiar en las comidas y la equidad en la distribución de tareas
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Si la carga de trabajo en el hogar no se distribuye de manera equitativa, la persona que asuma una mayor carga se verá afectada en sus derechos.
A un aspecto básico de derechos, que es la “igualdad de derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de su disolución” (Art. 16 Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer), se le da muy poca atención, aunque su protección es esencial para la igualdad de género y el bienestar de las hijas e hijos. Veamos, que pasa en la práctica con dos aspectos claves relativos al ejercicio de este derecho: la división del trabajo doméstico y de cuidados en el interior de los hogares y las responsabilidades en ocasión a la disolución del matrimonio (o de una relación de hecho donde existen hijos comunes).
El trabajo de cuidado no remunerado es el cuidado directo de las personas (por ejemplo, bañar, alimentar y acompañar a la persona al médico) y el trabajo doméstico incluye actividades como preparar comidas, comprar y limpiar, que se realiza por lo general dentro de los hogares y las familias, sin una recompensa monetaria explícita. Este tipo de trabajo es fundamental para mantener a las familias, las comunidades y las sociedades y todos, en algún momento de nuestras vidas, necesitamos atención y cuidados.
El cuidado no remunerado y el trabajo doméstico son fundamentales para que las personas, las familias, las economías y las sociedades puedan sobrevivir y prosperar. La realización de este trabajo es una de las responsabilidades que deben ser asumidas de manera equitativa dentro del hogar, cualquiera sea el tipo de familia, por ejemplo, entre los padres y las madres para el cuidado de los hijos, en familias heterosexuales o homoparentales; entre hermanos y hermanas en las tareas domésticas en familias monoparentales; o en el cuidado de los enfermos o padres mayores en familias extensas.
Si esta carga de trabajo no se distribuye de manera equitativa, la persona que asuma una mayor carga de trabajo se verá afectada en una serie de derechos. Por ejemplo, si en una familia, sólo las hermanas tienen que ayudar con las tareas domésticas, éstas tendrán menos posibilidades de estudiar o recrearse. Si en un hogar con hijos, un progenitor lleva una carga desproporcionada de trabajo de cuidado o doméstico, éste tendrá menos oportunidades de acceder a un empleo de mejores condiciones y salario, ser financieramente independientes y acumular mayores ingresos de ahorro o jubilación para sus últimos años. Realizar este trabajo también significa menos tiempo para la formación, participación política, autocuidado, descanso y ocio.
Además, hay un límite a la cantidad de trabajo de cuidados y domésticos, que se puede hacer sin afectar a la propia salud física y mental.
En México, así como en el resto del mundo, la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados y los costos de proporcionarlo están desproporcionadamente a cargo de las mujeres. Según estimaciones globales, el 75 por ciento, de este tipo de trabajo es emprendido por mujeres. Esto constituye un límite estructural a la igualdad de género y al empoderamiento económico de las mujeres.
Ahora bien, debemos reconocer que esta división sexual del trabajo opera de manera distinta según la condición socioeconómica de las personas y de las familias. Las distintas condiciones para absorber las demandas reproductivas, las pautas culturales y muy especialmente la posibilidad que tiene un grupo de mujeres de contratar servicios -generalmente los de otra mujer, pobre, indígena, migrante- que suplan el trabajo femenino no remunerado, determinan que la mayor carga de trabajo recaiga en las mujeres de ingresos medios y bajos, para quienes es muy compleja o inexistente la posibilidad de contratar servicios domésticos o acceder a servicios públicos como guarderías.
Algunas mujeres y varones estarán pensando, que en su hogar esto no pasa, ellas dirán que “sus parejas las ayudan”, y ellos que son “padres involucrados”. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esto significa, en términos estadísticos, que esas parejas tienen un nivel de educación y recursos medios y altos.
La evidencia muestra que, aunque la carga de trabajo doméstico y no remunerado de las mujeres tiende a disminuir a más alto nivel de ingreso, (debido a factores como la educación y la posibilidad de comprar este servicio en el mercado), en el caso de los hombres existe una relativa inelasticidad del trabajo doméstico no remunerado con respecto al nivel de ingresos.
Explicación:
Dame coronita :3
Es importante la convivencia familiar, ya que nos permite vivir el armonia y sin conflicto en un ambiente de paz y tranquilidad.
Para tener una buena convivencia en la familia debe existir valores y todos los miembros del hogar deben respetarse y tener empatia.
Es también importante que se establezca normas y reglas en el hogar, donde este especificada las distribución de las tares del hogar que cada miembro debe cumplir y que estas distribución sea igualitaria, para que no aya discriminación de ninguna manera y prevalezca la tranquilidad.
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