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Resumen
El artículo plantea que la emergencia de la memoria como preocupación cultural y política central de nuestras sociedades contemporáneas es un fenómeno mundial que atraviesa los más diversos espacios geográficos. El texto esboza algunas explicaciones sobre el por qué de esta intensa "obsesión memorialística", señalando, al mismo tiempo, algunas de sus paradojas. El artículo analiza, asimismo, cómo se produce la apertura de la memoria relativa al pasado reciente en algunos países de Europa y en algunos otros del Cono Sur después de la experiencia de las dictaduras militares, para centrarse a continuación en la "batalla de las memorias" en México, en relación al tema de los movimientos político–armados, algunos de décadas en estos casos.
Palabras claves. Memoria, historia, cultura, re–interpretación, democracia.
Abstract
The article tries to prove that the emergency of memory seen like a cultural concern and political center of our contemporary societies is a world–wide phenomenon that crosses the diverse geographic spaces. The text outlines some explanations on why of this intense "memorialistic obsession", indicating, at the same time, some of its paradoxes. The article analyzes, also, how the opening of the relative memory to the recent past in some countries of Europe and some others of the South Cone takes place after the experience of the military dictatorships, to be centered next in the "battle of the memories" in Mexico, in relation to the subject of the political–armed movements, some of decades in these cases.
Keywords: Memory, history, culture, reinterpretation, democracy
LA "EXPLOSIÓN DE LA MEMORIA"
La emergencia de la memoria como preocupación en los más diversos ámbitos geográficos, así como una constante exhortación a "recordar" y un permanente llamado a ejercitar el "saber de la memoria" se han colocado en nuestro horizonte cultural y político como tema de debate central. En contraposición con una modernidad que privilegiaba el desprendimiento del pasado como signo de renovación indispensable para el progreso, o de la cultura de vanguardia del período de entreguerras que celebraba la ruptura con el pasado y encomiaba la novedad, e incluso en contraposición con los planteamientos más recientes sobre el "fin de la historia" o "la muerte del sujeto", quizá nunca como ahora el presente había estado tan marcado por la voluntad social de recordar. Lo que incluso se podría denominar "una obsesión memorialista"1 se manifiesta, por ejemplo, en la restauración de antiguos centros urbanos, el culto al patrimonio, la re–invención de tradiciones, la transformación de ciudades enteras en museos, el regreso a modas pasadas, la proliferación de exposiciones históricas y fotográficas así como de documentales televisivos, la popularización de la escritura de memorias y biografías, el resurgimiento de la novela histórica, la multiplicación de archivos, fechas conmemorativas y placas recordatorias, la recuperación de memorias y museos regionales, el entusiasmo por las genealogías, etc. De igual modo, y más allá del interés de larga data que la memoria ha despertado en la filosofía, el psicoanálisis y la antropología2, ella ha sido inquietud importante para la disciplina de la historia, particularmente a partir de las primeras décadas del siglo XX, aunque no fue sino la década de los 80 cuando se produjo una notable expansión del tema entre numerosos historiadores (en especial en Europa y Estados Unidos) en el marco de un nuevo quehacer historiográfico que intentaba trazar los nexos entre historia y memoria, incorporando a esta última –tradicionalmente excluida por su carácter subjetivo, selectivo y fragmentario– como elemento útil y necesario para el análisis.3 En este sentido, la reactivación del debate en torno a las reglas de construcción del discurso histórico (estatuto de verdad, objetividad, neutralidad academicista, etc.) registra la influencia de nuevas líneas de investigación que rescatan los relatos de vida, la experiencia cotidiana y el testimonio (usualmente desechados por la historiografía tradicional) en un entorno que tiende a la apertura interdisciplinaria hacia los métodos de la sociología o la antropología.