Religión, pregunta formulada por frijfeoif, hace 2 meses

investigar 2 testimonios de curaciones milagrosas

Respuestas a la pregunta

Contestado por lostresositospardos
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Respuesta:

Explicación:Dr. Patrick Theillier — El primer milagro fue el de Catherine Latapie, una mujer de 38 años. Ella había dado a la luz cuatro hijos, dos ya habían muerto. La noche del 28 de febrero al 1º de marzo de 1858, sintió la necesidad de venir a la gruta de Massabielle [gruta donde se apareció la Virgen].

Dos años antes, había caído de un árbol y contrajo una parálisis cubital en el brazo derecho, que la perjudicaba enormemente en sus actividades. Por lo demás, ella estaba encinta. A pesar de todo eso, no dudó en venir de noche para presenciar la aparición que sucedió aquel día la décima segunda. Cuando todo había terminado, se aproximó a la fuente en que, tres días antes, Nuestra Señora había pedido a Santa Bernadette que se lavara. La Sra. Latapie colocó la mano, y en seguida quedó completamente restablecida del brazo derecho. Partiendo a pie de regreso a su casa, a seis kilómetros de la gruta, ella sintió los dolores del parto y dio a luz un hijo que se llamó Jean-Baptiste. Más tarde fue sacerdote.}

LA CURACIÓN DE CHRISTIANA WAYO EN GARABANDAL

Incapaz de levantarse por sí misma, llamó a algunos vecinos para que vinieran a socorrerla. Fue llevada al hospital donde se le aplicó un vendaje elástico a su rodilla.

De vuelta en casa, sintió molestias cuando estaba reposando en la cama. Al incorporarse, dió con su rodilla lesionada contra una silla próxima a la cama y chilló de dolor. Su rodilla había comenzado a hincharse. Con la ayuda de algunas tabletas de calmantes, pudo aguantar el dolor toda la noche y al día siguiente fue llevada nuevamente al hospital donde la internaron.

Se tomaron radiografías y al día siguiente se le mostró los resultados; la rótula, el hueso de la rodilla, estaba rota en dos fragmentos. Se le enyesó la fractura y al cabo de una semana fue dada de alta.

La señora Wayo debía permanecer con la escayola durante tres meses pero a causa de la gran incomodidad que le producía, solicitó y se le permitió quitarla después de ocho semanas. Se sacaron más radiografías y éstas no mostraban ninguna mejoría. Se le aplicó otro enyesado para llevarlo durante seis semanas.

Al cabo de esas seis semanas, el yeso fue removido y otra sesión de Rayos X mostró que no se había producido mejoría alguna. El médico dijo que no había nada más que pudiera hacer excepto extirpar la rótula.

Christiana fue trasladada al Hospital Ortopédico en Kano, donde se le dió un par de muletas. La hinchazón había desaparecido pero el hueso se encontraba incrustado en la carne misma y le resultaba imposible doblar la rodilla.

Después de seis meses en su casa, la señora Wayo fue visitada por el encargado de quirófano del hospital, quien le preguntó si quería realizar la operación.

Se le advirtió que la misma no le daría más movilidad a la rodilla pero que una rótula artificial podría insertársele en el futuro si ella así lo deseara.

Fue al hospital pero, estando embarazada de cuatro meses, se preocupó por si la operación afectaría al bebé. Cuando se le dijo que no, dejó todo en las manos de Dios, dio su consentimiento y firmó los formularios necesarios.

Christiana Wayo es operada, se le quita la rótula de su rodilla.

Una vez operada, el cirujano le mostró las dos piezas fracturadas de la rótula que había sido retirada. Su pierna fue envuelta con una cubierta de yeso, más liviana que las anteriores y con una abertura alrededor de la rodilla para que el aire acelerara el proceso de curación.

Luego de un mes en el hospital, el yeso y los puntos fueron retirados. La herida había cicatrizado bien y se le indicó algunos ejercicios para fortalecer la rodilla. Le hicieron más radiografías, se le entregó un juego completo de las mismas junto con los respectivos documentos para que ella los presentara en el futuro si decidiera operarse para poner una rótula artificial.

Christiana no podía viajar casi mil kilómetros en busca de más tratamientos. No sentía dolor, pero no podía ponerse sobre su pierna izquierda, que se encontraba tiesa, lo cual le dificultaba el andar y la subida de escaleras. Su situación permaneció igual durante los siguientes 13 años.

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