Investiga y contesta Los indeseables de la historia
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Cuando en 1995 se abrió al público el Archivo Histórico de Itamaraty, parte de su documentación reveló que la institución había participado en la política racista y discriminatoria de extranjeros del Estado Novo, con lo cual se catapultó el pasado del Ministerio de Relaciones Exteriores a la incómoda posición de “portero de Brasil”. Una nueva investigación, intitulada Imigrante ideal (Civilização Brasileira), del historiador Fábio Koifman, de la Universidad Federal Rural Fluminense (UFRF), exime a Itamaraty de toda responsabilidad por esa política restrictiva. “Es un equívoco historiográfico, puesto que se ignora que, entre 1941 y 1945, el Servicio de Visado se encontraba a cargo del Ministerio de Justicia, el responsable real de la resolución final de aceptación o no de extranjeros”, dice Koifman. Ése fue el único momento en la historia de la República que la atribución no estuvo en el ámbito de Itamaraty.
El investigador sostiene que es la primera vez que se analiza el rol central del Ministerio de Justicia, de su titular, el jurista Francisco Campos (1891-1968), y de Ernani Reis (1905-1954), dictaminador del ministerio, un burócrata que, mediante su interpretación, decidía, basado en la legislación, quién ingresaba o no al país. Sus sugerencias casi siempre eran aceptadas por el ministro y se basaban en la selección de los inmigrantes “deseables”, que se encajaban en el proyecto de “blanqueamiento” de la población brasileña durante la dictadura de Vargas. Negros, japoneses y judíos, así como también ancianos y deficientes, no entraban en el estándar instituido y eran rechazados como “indeseables”.
La investigación de Koifman comenzó cuando encontró el decreto ley 3.175, de 1941, que traspasaba el poder de decisión de las concesiones de visas del Ministerio de Relaciones Exteriores al Ministerio de Justicia. Pero el Servicio de Visado en sí no se creó por decreto, aunque existía un papel firmado y todo. Sin embargo, no se lo instituyó formalmente y su presupuesto provenía de otros organismos. “Se lo creó para aislar a sus técnicos y tomar las decisiones en forma puramente técnica y fría. Era más sencillo para ellos negar la visa que tener que decidir en el puerto”, relata el historiador. “Todo ese proceso no tomó conocimiento público y es entonces cuando Francisco Campos le explica a Vargas por qué Brasil debería restringir la inmigración”, señala.
El personal de Itamaraty estaba obligado a informar al ministerio en detalle sobre las personas que solicitaban la visa y aguardar la decisión del ministro acerca de concederla o no. La desobediencia de los diplomáticos a las directrices del ministerio provocaba la intervención directa de Vargas, quien podía ordenar un sumario administrativo o incluso la cesantía del infractor. “Ese control aumentó cuando se agravó la situación europea debido a la guerra y a la escalada del antisemitismo en Alemania. Los judíos y los perseguidos políticos comenzaron a abandonar Europa, generando un aumento de la demanda en los consulados. En esa instancia, la política inmigratoria brasileña se volvió contra ellos”.
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