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Respuestas a la pregunta
Explicación:
Parménides de Elea (530 a. C. – 470 a. C.) filósofo y fundador de la ontología. Nació en la ciudad de Elea, colonia del sur de Magna, Grecia. Su padre, Pires, era parte de una familia rica y noble. Parménides fue discípulo desde edad temprana de Jenófanes, y luego se asoció con un pitagórico, Aminias, con el que tuvo una mejor conexión. Pensamiento
Con él aparece un número impresionante de conceptos filosóficos griegos que perdurarán a través de la historia.
Sostenía que los fenómenos de la naturaleza son solo aparentes. Mantenía también que la realidad, Ser verdadero, no es conocida por los sentidos, sino que solo se puede encontrar en la razón.
Su teoría de que el ser no puede originarse del no ser, y que el ser ni surge ni desaparece, fue aplicada a la materia por sus sucesores Empédocles y Demócrito, que a su vez la convirtieron en el fundamento de su explicación materialista del universo. Se le ha reconocido como el fundador de la metafísica o la ontología, influyendo en toda la historia de la filosofía occidental.
Obra
Su única obra que ha perdurado es un poema filosófico en verso épico con extensos fragmentos de un poema didáctico, Sobre la naturaleza, donde aboga por la existencia del Ser absoluto, cuya no existencia declaraba resultar inconcebible, pero cuya naturaleza admitía ser también inconcebible, ya que el Ser absoluto está disociado de toda limitación bajo la cual piensa el ser humano
El filósofo del ser inmóvil
Según Parménides, "hay un camino que es y un camino que no es" (un camino de hecho, o verdad, y un camino de opinión sobre las cosas) y hay que llegar a comprender el camino "que es" para entender la naturaleza de la vida. Conocido como el filósofo del ser inmóvil, la insistencia de Parménides en una única y eterna Verdad y su repudio del relativismo y la mutabilidad influirían enormemente en el joven filósofo Platón y, a través de él, en Aristóteles, aunque este último interpretaría la Verdad de Parménides de forma muy distinta a como lo hizo su maestro y rechazaría el concepto de un reino superior etéreo e indemostrable